jueves, 13 de junio de 2024

No de este mundo

Mis textos no son de este mundo. A veces creo que yo tampoco. Pero bueno, no debemos fiarnos mucho de las creencias. Tanto si uso bolígrafo, como si tecleo, me asombro a mí mismo en este traqueteo de palabras que van apareciendo como si las susurrara el viento. Viajo sentado transformando lamentos en nuevos textos, hay cierta catarsis en todo ello y siento poco a poco como el dolor pierdo. Entre líneas recuerdo a los muertos que va apareciendo como si fuera un sueño, primero difuminados y luego sonriendo. Se forma una fiesta entre toda esta bruma; los muertos y yo parecemos contentos. Oigo unos ladridos, también ha venido mi perro. Estoy loco de contento. Creo que estoy escribiendo o puede que sea el texto el que me escribe a mí. Y seguro que no es de este mundo pues están vivos los muertos. Ahora mi perro no ladra, me habla y está sonriendo. Dos ríos de lágrimas se llenan de letras, que se juntan, que se mezclan, que construyen palabras que arman frases que componen párrafos que son la piel de mi vida y, sin darme cuenta, entre texto y texto, el amor se revoluciona, por la puerta asoma y también por la ventana y por donde a mi me da la gana. Y si no es de este mundo me invento uno, y si el amor no llega revoluciono el mundo. Así son mis textos, una locura en pocos segundos.

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