
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
jueves, 20 de junio de 2024
La jaula invisible
Hoy pensaba en las sustancias que nos hacen escapar de la realidad, unas legales otras no. Hay muchas y siempre han existido, pero el capitalismo las ha comercializado y el sistema las utiliza para anular al personal. Es un gran negocio porque quien consume, no importa qué, cree ser libre y feliz hasta cierto punto pero el sistema sabe que te está anulando. De manera que nuestra supuesta libertad está generando una jaula invisible. Además, con el consumo nuestra personalidad cambia, no queremos verlo, pero a todos nos cambia de forma similar. La edad y cierto conocimiento te ayudan a verlo. Podríamos llamarlo experiencia, pero hay muchas experiencias que no aportan nada si no soy capaz de analizarlas o me zambullo en el autoengaño. O las repito constantemente porque carezco de libertad de elección por eso consumo constantemente a pesar de las consecuencias. La jaula invisible no la suele ver casi nadie. A veces actúa como una luz parpadeante y nos muestra síntomas que achacamos a otras cosas. No queremos escuchar consejos de nadie, no nos gustan si no están en sintonía con nuestros actos. Y la jaula invisible va poniendo cada vez más barrotes, la tristeza nos hace acelerar el consumo, de hecho, sólo somos felices, aparentemente, cuando consumimos. Lo importante nos parece absurdo, el amor creemos que es ñoño, el placer se agiganta en nuestro horizonte, no hay serenidad, ni paz, solo dolor, dolor disfrazado de placer y de risas que, en el momento que se quite la careta nos mostrara la jaula invisible que a nuestro corazón aprieta. Pero aún estando en el fondo del abismo hay un hilo al que poder agarrarse y ascender con esfuerzo y valentía. En el otro extremo de ese hilo está la revolución del amor. Donde el dolor se transforma en arte y un barrote de la jaula desaparece. La amistad rompe otros tantos barrotes, el conocimiento bien aplicado difumina unos cuanto más. Llegamos a un piélago de calma infinita, de alegría cotidiana, de ataraxia de barrio, de amor revolucionario que coopera y la maldita jaula invisble desapareció toda entera.
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