jueves, 13 de junio de 2024

La sustancia

La sustancia de la que hablo está en todas partes. Hace reír a la gente, aunque luego sufren bastante. La gente que la consume ya no vuelve a ser como era antes. Da sensación de poder, qué curioso, y, sin embargo, deja para el arrastre, pero casi nadie lo quiere ver. Es más fácil reír, bailar y, cuando el efecto se pasa, culpar al primero que pasa de la sensación inaguantable. La sustancia lleva manipulándonos décadas; cuando te atrapa es muy difícil soltarte, es más, te hace creer que eres tú, con tanto arte, el que puedes dominarte, pero da risa verte, la sustancia está en todas partes. Hiere el orgullo, rompe el amor, malgastas la vida y se marchita la flor. Qué cosa esta sustancia, qué elegancia para dejarnos a todos peor. De joven caes rendido a sus pies pues lo vuelve todo del revés, es asombroso y poderoso a la vez. Y la gente se va perdiendo, desaparece, y la sustancia sigue y sigue, siempre permanece. En ciertos ojos hay un brillo muerto que delata, cuerpos que tropiezan con su propia alpargata y la sustancia ríe a carcajadas, qué sencillo es dominar el mundo, qué vidas desperdiciadas. Fluye por la esquinas, y en las alcobas de las vecinas, la escancian en las bodas y en los entierros, la ingieren los vivos y los muertos; la sustancia perdura en un planeta ya muerto.

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