
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
viernes, 28 de junio de 2024
El artista
Nadie le conocía, podría decir que ni él mismo se conocía completamente. Parecía una persona común, un trabajador, uno más de un montón muy grande. Pero era constante y portaba grandes sentimientos en su interior. Su mirada era el archivo de su vida, como una biblioteca, donde podías leer el pasado y presentir el futuro, donde veías el amor incipiente que crecía y donde, irremediablemnete, podías distinguir la revolución del amor en sus retinas. Cuando lo encontré supe que no era como los demás. Me miraba diferente, veía cosas en mí que los demás no veían. Me decía que era hermoso, pero enseguida supe que eran sus ojos los que tenían la capacidad de ver lo que pasa desapercibido a los otros, sus ojos me descubrían, me desnudaban, y yo me sentía otro, un otro mucho mejor, más valorado, amado, me sentía arte a su lado. El artista era comedido pero muy certero. Parco en palabras y ducho en silencios, unos silencios que maravillaban a mi intelecto pues podía oír su mirada, como me traspasaba, como absorbía todo lo bueno de mí y me lo mostraba sin decir ni una sola palabra. Su mirada me acariciaba y yo, enseguida pensaba en besarle, y antes de hacerlo él siempre sonreía, y mis labios contactaban con su sonrisa. Y fueron los mejores besos con el artista.
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