domingo, 24 de noviembre de 2024

Entre dos nadas

Así transcurre nuestra existencia. Venimos de una nada que desconocemos y nos dirigimos a otra que no entendemos. ¿Qué hacer entre dos nadas? ¿Cómo vivir? Tenemos que quitar pronto, y para ello hay que descubrirlas primero, las pajas de la existencia prefabricada socialmente por un capitalismo que quiere morir matando, que aprieta, que ahoga que, en definitiva, nos atenaza de mil maneras para no dejarnos vivir entre dos nadas, para hacer que la nada sea continua. Y, por otro lado, esas dos nadas no son tales. Se conjetura mucho sobre ellas. Hasta los científicos dicen que la nada, y también el vacío, están llenos de cosas. Pero aceptemos que son dos nadas pues no sabemos nada -qué curioso, nada de las nadas- de ninguna de las dos. Por tanto nos tenemos que ceñir a este intermedio de las nadas, a la vida y su conocimiento, a descubrir lo importante, a saber qué hacemos aquí, qué se nos ofrece y qué vale la pena. Y lo único que veo que valga la pena, que sea importante, que dé sentido a la vida entre dos nadas, es el amor en todas sus facetas: a los seres, al mundo, a la vida, a todo lo que hacemos y nos da alegría. Qué importan las nadas cuando el amor es todo.

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