miércoles, 20 de noviembre de 2024

Urgencia

A veces me invade cierta urgencia. Tengo ya unos años (cincuenta y tantos) y, de cuando en cuando pienso que, dentro de poco, seré muy viejo o ya no existiré. Pero, seré sincero, se me pasa enseguida. Lo preocupante es que no sé si es bueno o es malo. El hecho de la aparición de estas urgencias momentáneas lo veo como algo natural, como una ansiedad que se acrecienta con la edad. Lo raro, pienso, es que se me pase enseguida. Porque luego me entran ciertas dudas. ¿Debería ceder ante estas urgencias? ¿He de pensar cada día más en los días como si fueran el último de mi existencia? ¿Es bueno que siga con mis rutinas de siempre? Y así paso cierto tiempo, no mucho la verdad, hasta que empiezo a comer patatas fritas y de ahí salto a ver una película, o como unos frutos secos, me preparo un café y me pongo a leer o estudiar. Porque si lo pienso bien todo es realmente urgente. Y todo no se puede dar a la vez. Debería relacionarme más y también pasar más tiempo solo. Y así me pasa con casi todo. Pero también siento como una armonía inconsciente que me hace tener tranquilidad a pesar de esas urgencias revoloteadoras que son como unos mosquitos mentales que me activan y no me dejan aburrirme. Pienso en el amor y estoy contento. Vivo solo pero amo a mis amigos, son mi familia auténtica, diseminada por el mundo pero también se hallan en el cofre de mi corazón, son mi tesoro y, tal vez, sean ellos los que me proporcionan la calma cuando aparecen esas urgencias momentáneas y, solo pensar en ellos, sonrío como un crío y se disipa la urgencia.

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