jueves, 7 de noviembre de 2024

Jardín de poemas

En un jardín de poemas, entre dos versos muy queridos, que siempre recito con amor y pasión, te encontré. Yacías desnudo, como tu alma, que enseguida pude ver. No me di cuenta de tu desnudez debido a tu elegancia natural, ya que estabas vestido con las lágrimas que una vez derramé debido a la emoción que esos versos provocaron en mi corazón, y mi espíritu se entrelazó al tuyo. La semilla de la amistad y del amor comenzó a crecer. Dialogaba con tu mirada donde, cada vez que te veía, entraba, chapoteba y nadaba hasta tu corazón. Allí tu ternura me daba todo el cariño que necesitaba. Casi no importaba que hablaras o estuvieras en silencio, solo importaba que me miraras, sentir tu presencia, que me pensaras en la distancia y, así, íbamos generando el amor con el que construiríamos un mundo mejor. Otro día, en el mismo jardín de poemas, soñé que vivía en un abrazo tuyo. Desperté, igual que el dinosaurio, y ahí seguía, entre tus brazos, recitándole a la vida, regando unos versos coloridos y perfumados con el llanto de mi alegría, emocionado, sí, emocionado de haberte encontrado, de haberte conocido, de imaginarte mucho antes, de haberte soñado desde niño, de sentir tu compañía incluso antes de haber nacido. Allí estabas, entre dos versos, sonriéndole a la vida, despertando mi alegría, haciéndome sentir que alguien me quería. Y ahora me doy cuenta de que en el jardín de poemas tú eras la poesía.

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