
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
sábado, 20 de julio de 2024
Estética rebelde en 'La conjura de los necios'
Hay una estética rebelde camuflada en tono de comedia. Como dijo Aldous Huxley, 'la mayoría lleva vidas en el peor de los casos tan dolorosas, en el mejor de los casos tan monótonas, pobres y limitadas que el impulso de escapar, el anhelo de trascender aunque sea por unos momentos es y siempre ha sido uno de los principales apetitos del alma.' Y ahí es donde entran las obras de arte como artefactos colaborativos y hacedores de lo que promulgaba Huxley. No sólo ayudan a escapar sino que también forman parte de la vida y construyen y transforman de alguna manera. Así puedo afirmar que la aparición o el encuentro con 'La conjura de los necios' de John Kennedy Toole cambió mi vida. El tono humorístico de la obra, característica de lo disposicional evidente, es la estrategia de Toole para introducir la rebeldía antisistema que yo estudio como estética rebelde. Ignatius J. Reilly, anticapitalista y antisistema, pero también protagonista de una comedia, es el ejemplo a seguir tanto en la vida como en su rebeldía. El estrato de tono de comedia de la obra incorpora la categoría de soterramiento del tema principal que es la rebeldía, lo antisistema. Como decía Yourcenar, muchas veces solo el humor nos permite sobrevivir al espanto.
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