martes, 30 de julio de 2024

Descansando en la duda

Voy haciendo camino y, durante el trayecto, surgen muchas preguntas. Me tumbo a la vera de una higuera a meditar si el dudar se va acabar y sonrío, no, nunca termina, he ahí mi dicha en esta filosofía de la vida. No tengo muchas certezas. El conocimiento aprendido me hace dudar a mí conmigo. Dudo de mí, dudo de lo aprendido, dudo del mundo, tal vez por eso construyo otro, dudo del amor y me revoluciono. Uno se queda más relajado descansando en la duda. El pensar nunca termina y las preguntas se multiplican. Quién soy, de dónde vengo, a dónde iremos a parar, qué hay del amor eterno, ¿es eso cierto?, ¿es amor o sólo deseo?, ¿puede ser el deseo digital y quedarse ahí y ya está?, ¿será cierto que nos sobraba una dimensión?, ¿se pude tener miedo al amor? Ha durado mucho este descanso. Me levanto, me estiro, retozo un poco más en la duda y sigo camino. ¿Me amará toda la gente que dice que ama?, ¿la amistad digital es más amistad o más digital? Parece que la duda se reproduce por esporas y no por horas sino por segundos. Miles, que digo miles, millones de dudas asaltándome en el camino, y yo contento con todo lo que produce este invento de descansar en un mar de dudas amigas que mantiene activo mi razonamiento. Y sigo pensando que lo más bonito es el amor, por mucho que dude siempre acabo revolucionado, construyendo un mundo poema con amigos y con hados. No sé dónde me llevará todo esto, y otra duda más se añade a mi querido universo.

No hay comentarios: