martes, 30 de julio de 2024

El innombrable

Lo he visto. Se plantó ante mí en uno de mis actos, en medio de una acción. No lo vi durante, sino después, cuando medité sobre ello. No dijo nada, pero entendí su mensaje; porque lo que aquí es silencio, allí es lenguaje. No se invoca al innombrable en vano, me dijeron; aunque yo no lo había invocado, él se presentó a mi lado. Su silencio me hizo ver mi error que mi orgullo y la satisfacción de un placer menor habían soslayado, y una gran ola de vergüenza catártica se derramó sobre mí. Debes estar atento, me dijo; es difícil no caer en estas pequeñas trampas, susurró el silencio. Vamos bajando la guardia y el sistema nos fagocita de nuevo a través de nuestro entorno, de las personas cercanas y el efecto mimético que provocan en nosotros, pero el silencio del innombrable me lo dijo claramente: la revolución del amor no puede parar, hay una lucha entre el mundo que se descompone pero perdura y el mundo poema que se crea. El innombrable me ha abierto los ojos y el lenguaje de su silencio me ha insuflado la energía del misterio.

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