viernes, 12 de julio de 2024

Maestro

En muy pocas cosas podré ser tu maestro; tú serás el mío en el resto. Te daré la mano, iré a tu lado, observaré donde tú mires, intentaré ver con tus ojos, maravillarme como tu corazón se maravilla. Quiero aprender sobre todo de tu alma, todo lo que no está escrito, todo lo que me dicen tus poros en cada caricia. Vas a ser mi maestro y hablaremos con el lenguaje de los besos y, en ese lenguaje, tenemos un código secreto, creado por nuestro amor imaginativo, por tu arte al comunicarte conmigo. Como tú serás mi maestro yo visitaré la escuela de tu cuerpo y en la biblioteca de tu piel me saciaré de conocimiento. Haremos ejercicio con paseos y cosquillas y reposaré en la calidez de tus abrazos, y recibiré tu cariño como un niño, con sonrisas, con pasión, como el juego de la vida que llevamos en el corazón. Cada día me darás clases de alegría y, para eso, sólo será necesario tu presencia, yo te prestaré toda la atención e incluso besaré tu conciencia. Quiero aprender todo tu arte. Me situaré en el centro de tu corazón o encima de tu ombligo o justo a tu lado, piel con piel, donde tú me digas maestro, pero siempre contigo.

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