martes, 30 de julio de 2024

Crear una fe

La casa se está completando. La casa de la que hablo es la revolución que vivo, el mundo que creo, la vida que llevo y el amor que concibo. Hay que crear una fe, como decía Tolstói, en la que podamos creer tan firmemente como nuestros padres creían en la suya. Y no, no es una religión, es una forma de vida, es la fe en el amor revolucionario que nos llevará a un nuevo mundo, al mundo poema tan deseado por todos y que llevamos grabado en nuestro ADN, pero que, evidentemente, cuesta percibir debido a esas fuerzas de la vida cotidiana que nos llevan por derroteros vulgares que creemos necesarios cuando en realidad son inoperantes y obstruyentes. Los textos diarios van generando esta nueva fe poderosa y el poder de las palabras enaltecido por el significado y el sentido que rebosan. Fluye la vida filosófica, llueven versos como rosas y, cuando te veo, pienso en tus besos, entre otras cosas. Se abre camino el mundo poema entre sonrisas y alegrías de esta fe firme que se crea en compañía de almas verdaderas, de arte que es vida y, con amor revolucionario, se extiende en esta amistad compartida por todo el universo de espíritus afables que, hables de lo que hables, te dedican su sonrisa, su vida, su atención, y todos estos pequeños detalles son el amor que recibo y, te halles donde te halles, mi corazón está contigo. Hoy he creado una fe para todos mis amigos.

No hay comentarios: