
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
sábado, 11 de mayo de 2024
Desbarrar
A veces no queda más remedio, todo te lleva a ello y no cabe otra posibilidad. No hay salida. Piensas, intentas buscar una solución, pero no, no la hay. Me gusta ir al parque, leer, tomar flan de requesón, visitar bibliotecas y librerías, embadurnar todo de cariño, dejar todo pringado de amor, como cuando juega un niño en un charco, salpicar todo lo que hay a mi alrededor. También me satisface seguir el ritmo primero en el pensamiento, que fluya, que llegue hasta mis dedos, manos y pies en movimiento, cuerpo en pleno cimbreo, seduciendo al aire con las cadencias de mi carne y el traqueteo de mis huesos. Primero así y luego más. Variar el ritmo, reencontrar la calma y volver a encender el fuego. Notar el sabor de la fruta madura en mi boca, su frescura y sus esencias, mezclar frutas, dejar que conversen en mi paladar mientras mi cuerpo no para de cimbrear. Suspirar un poco allí y un poco allá. Lanzar besos con los ojos, recibir miradas que acarician, emborracharme de movimientos y llegar al éxtasis como un derviche sediento. Pero a veces el mundo se conjura contra uno y no se te ocurre otra cosa que invocar la revolución, la revolución del amor, por supuesto. Y de repente el absurdo entra en acción y no te queda más remedio que desbarrar. Como has hecho siempre. Y lo haces bien, jodidamente bien.
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