miércoles, 8 de mayo de 2024

La reticencia al cambio

Somos cambio constante. Es evidente, pero nos resistimos a ello. Queremos ser siempre los mismos o por lo menos eso creemos, nos quejamos siempre de las mismas cosas pero no hacemos nada por cambiarlas. Nuestro yo es una falacia porque el yo de ayer no es el de hoy aunque siga llamándole igual: yo. Me acuerdo ahora de la serie de la tele 'Fama'. La fama cuesta, decían, lo que no decían es que la fama es una mierda. Y que todo cuesta. Escribir cuesta, conocerse a uno mismo cuesta, amar cuesta. Sólo hace falta voluntad porque sino nos estaremos autoengañando. Como ocurre en política. Siempre nos mienten con promesas que no cumplen y, más tarde, nos dicen que ahora no es el momento de cumplirlas. Pero lo único que pasa es que no hay voluntad política porque nos anquilosamos en lo de siempre. Quiero escribir y escribo, aunque no me lea nadie, la fama me importa un carajo. Quiero amar y amo aunque no sea correspondido. El amor duele pero mola. Porque aunque el amor duela a veces, es lo mejor que hay. Siempre. No intento sermonear a nadie, todo esto me lo digo a mí mismo porque quiero cambiar a mejor. Escribir mejor y amar mejor. Escribir en tu piel mientras te amo también. Mutatis mutandis.

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