viernes, 17 de mayo de 2024

¿Qué hacer?

Qué hacer con las palabras que me asaltan en la esquina, que inundan la habitación, que dejan un ambiente enrarecido pues se acumulan por todas partes sin que nadie las haya unido. Tropiezo con ellas por los pasillos. Se deslizan por mis piernas y, si me bajo los calzoncillos, algunas salen de mi verga. Qué hacer con tanta palabra, con tanta dicha placentera. Construir frases sin sentido, armar párrafos absurdos, genera mundos grandes y chiquitos, escribir mensajes encriptados, encapsulados o momificados, pero no dejar nunca de escribir. Palabra tras palabra, salgan de dónde salgan, de mi boca, de mi culo o de mi cara, con todo mi cuerpo escribo y, en el tuyo, con mis dedos, deslizando las yemas, bailando con cada uno de tus pelos, y también con los labios escribo en todos tus espacios, y nuestras lenguas se escriben sobre el éxtasis soñado. Son tantas las historias que aún no se han generado que un mar de palabras ha aparecido a mi lado. Y nado entre amor y cariño, buceo en la rutina a diario, sueño con una revolución y de repente, escapulario. ¿De dónde ha salido esta? De un recuerdo o, tal vez, de un antiguo diario. Chichinabo, musitando, alquimia, sincopado, son tantas las palabras con las que he soñado que siento un regocijo asilvestrado. Voy usando todas la que encuentro; aquí hay una, la recojo, la miro de reojo, la guardo para un cuento. Allí otra, es un ósculo y si añado algún adjetivo lo transformo en un morreo desenfrenado. Qué hacer, amor, con tanta palabra, si ya estamos desnudos. Y llego yo con unas frases y te desnudo también el alma.

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