sábado, 25 de mayo de 2024

La tormenta perfecta

Estoy en el parque, al lado de la fuente, escuchando el sonido del agua y pensando en ti. Miro el agua, como corre de forma continua, como nuestro amor, por lo menos el que yo siento. El sol calienta mi piel y tu imagen se intensifica. Los rayos de sol parecen tus manos, siento tu calor y el murmullo del agua adquiere el tono de tu voz. Un rayo que atraviesa el árbol que tengo justo detrás, entre dos hojas ligeramente separadas de una rama que se balancea alegremente por la brisa, termina su trayectoria justo debajo de mi oreja, y a tus susurros se asemeja, creo que eres tú diciéndome esas cosas que me embelesan, y ahí, solo en el parque, delante de la fuente, se me escapa un leve gemido y te contesto, te quiero amor, alegras mi vida. Una nube suelta sus primeras gotas, dos de ellas caen en mis labios , humedeciéndolos, paso mi lengua sobre ellas y tienen el sabor de tus besos. Mientras, la gente en el parque busca refugio, se avecina tormenta, pero yo estoy en otro mundo. Me desnudo, dejo que la lluvia cale en mí, aunque solo siento tus caricias. Me empapo de tu amor. El cielo se ha oscurecido pero yo siento que estamos en mi habitación. El amor nos agita, nos envuelve, saciamos nuestros deseos y, con los cuerpos y las lenguas entrelazadas, permanecemos abrazados. El cielo se despeja y el sol vuelve a inundarlo todo. Me visto mientras dos pájaros aletean y unos patos dan vueltas en la fuente. Poco a poco vuelve a aparecer la gente.

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