
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
jueves, 30 de mayo de 2024
La sintonía de mi madre
Tardé mucho tiempo en descubrir que mi madre nos mantenía en sintonía, sobre todo a mi padre. Era ese tipo de persona con la que se discutía con sonrisas. Cuando ella murió mi padre ya no fue el mismo, perdió la frecuencia, su sintonizador se había ido. Mi madre era ese tipo de persona que hacía cosas invisibles y maravillosas. Sentir su presencia me llenaba el alma. Le podía decir cualquier cosa, aunque no lo hice siempre. Le oculté algo importante de mi vida que, como era normal, acabo intuyendo, deduciéndolo en mi forma de hablar sobre algunos temas. Era una esponja para el sufrimiento ajeno, todo lo que dolía a sus hijos le dolía a ella y terminaba arreglándolo. Cuando no había solución se la inventaba, te hacía unas croquetas impresionantes, un arroz asombroso, cualquier cosa que te distraía del dolor, que te hacía sentir mejor. En cada rincón de la casa podías sentir sus ojos, su corazón, su alma. Por eso ahora tengo la casa llena de sus fotos y, cuando algo me ocurre, pienso, qué haría mi madre y, enseguida, vuelvo a entrar en sintonía con la vida. Preparo una buena comida, bailo y canto mientras cocino, miro su retrato, y creo que el ojo me guiña. Y me contagia su sonrisa.
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