martes, 28 de mayo de 2024

Estados mentales, perspectivas y una revolución

En esta vida hay muchas cosas maravillosas. Estudiando filosofía de la mente, aunque digamos todos que la hierba es verde, puede ser que alguno la experimente como rosa pero haya aprendido a llamar verde a su experiencia. Así que podríamos creer estar de acuerdo cuando estamos experimentando cosas bien distintas. Ahora cambiar la hierba por una relación y verde por amor. La cosa se complica. Todo es cuestión de perspectiva, dicen. Descartes nos trajo el pienso luego existo y absolutizamos el pensamiento. Del antropocentrismo pasamos al yo-centrismo. Murió Dios pero divinizamos nuestra conciencia. Ahora deberíamos aunar las perspectivas, empatizar, comprender al otro, amarlo. Y aquí es donde entra la revolución, esa, famosa ya, revolución del amor que tanto me gusta nombrar. Ponerse en el lugar del otro nos parece difícil, pero, si lo amamos, vale la pena el esfuerzo. Aparentemente solo podemos tener acceso a nuestras mentes de una forma directa. Aunque esto que voy a decir ahora no se ha estudiado todavía, yo creo que con el amor sí se puede. Una de las características esenciales del amor es que derriba barreras, ni siquiera hace falta hablar el mismo idioma para amar. Aunque sí es verdad que cuando amas surge un entendimiento profundo que obvia el lenguaje. El amor me hace ver a través del brillo de la mirada de la persona amada que voy por el buen camino, que mi destino es esta revolución del amor porque voy a cambiar el mundo a través de los corazones y, con todos estos amorosos revolucionarios, lo vamos a conseguir.

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