jueves, 30 de mayo de 2024

Predispuesto a sonreír

Todos los días se sufre un poco. A mí me gustaría aburrirme, pero no me da tiempo. Sufro, lloro de alegría, disfruto de la vida, sonrío y, cuando no lo hago, estoy predispuesto a hacerlo. Y así se me pasa el día. Lo más bonito es ver las sonrisas de los amigos, el brillo de felicidad en sus ojos, el amor que sale por sus poros y llega hasta mí en chiribitas invisibles que absorbo con el corazón y me hacen sentir mejor. El cariño con que me hablan, la ternura que me dedican, me da la vida. Por eso siempre estoy dispuesto a sonreír, aunque surjan lágrimas mientras sonría, porque si eso pasa, serán de alegría. Hay una conexión secreta entre las sonrisas que refuerza nuestras vidas. Cuando un amigo sonríe mi piel siente una caricia, mis pelos se electrifican, se mueven como un oleaje de placer movido por una brisa que genera cada sonrisa. Y, a veces, sin saber por qué, entre tanta alegria y tanta sonrisa, surge una carcajada como si nada y todo mi cuerpo se armoniza, la vida se vuelve maravilla, y siguen llegando sonrisas que, para mí, son del alma las cosquillas. Por eso estoy predispuesto, por mí, por ellos y, tal vez, por el mundo entero.

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