sábado, 21 de septiembre de 2024

El mejor regalo

El tiempo es el mejor regalo. Se nos da a cada uno sin saber cuánto va a ser. Parece que hay muchos factores que intervienen. Últimamente nos estamos obsesionando con el aprovechamiento del mismo, pero creo que nos confundimos. Aprovechar el tiempo no es estar en una constante actividad, por ejemplo, si eres artista, produciendo obras sin ton ni son. Considero más al arista como artista de la vida, en definitiva, del tiempo. Es un arte tener tiempo para descansar, meditar, dormir, soñar despierto, actividades aparentemente superfluas pero que son el motor y la energía del arte que vendrá después. El mejor regalo es el tiempo también cuando los amigos nos lo ceden, nos lo ofrecen, nos escuchan. La amistad es una muestra de confianza, pero tampoco hay que saberlo todo del otro porque entonces no nos haría falta la confianza. Cada vez que cooperamos, que compartimos, usamos el regalo del tiempo. Incluso amando el tiempo se eterniza, ese tiempo elástico que, durante el placer, pasa deprisa, y, en el dolor, muy despacio, o eso nos parece. El tiempo es el lienzo donde construimos la vida que vamos soñando. Imaginad un cuadro donde dais siempre la misma pincelada, la acostumbrada pincelada, la obsesión, el mismo color amargo que se revive a cada instante. Qué perdida de tiempo, qué derroche, qué no vida. ¿Dónde está el arte en esta monotonía? Y el regalo del tiempo se pierde. Ahora mirad al horizonte y dad una vuelta observando el paisaje. Los sentimientos, el cuerpo, el espíritu, los pensamientos y alguna cosa más son los pinceles del cuadro de nuestra vida. Los colores se generan con nuestros actos y el amor va captando las tonalidades, descubriendo la hermosura incluso en los grises más abyectos gracias al regalo el tiempo.

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