¿Quién puede saber lo que se oculta en mi alma?

Todo lo que existe es el alma y el cuerpo. Mi cuerpo he pasado mucho tiempo sin gobernarlo, a pesar de ser mío, supuestamente, era él quien decidía. Luego era el alma la que sufría. Pero poco a poco me fui construyendo a la par que conociéndome. El tiempo pasaba, mi cuerpo se hacía más viejo y el alma cogía peso. Ahora puedo decir que casi casi gobierno mi cuerpo. Pero mi alma se guarda un secreto. Posiblemente sea el sentido de la vida, ese mismo sentido que no debemos saber, que se nos esconde en lo más profundo de nuestro ser. ¿Quién puede saber lo que se oculta en mi alma? Puede que ese quién no sea una persona sino el amor, o tal vez la persona que me ofrezca su amor, que por fin descubra lo que mi alma guarda y atesora. Mi cuerpo cambia a cada segundo. No soy el niño que fui, ni tampoco el cuerpo de ayer, ni el adolescente imberbe y respondón, no soy el punk transgresor, ni el tímido chico sensible que no sabía nada del amor. no, no soy nada de eso, porque eso ya pasó, son sólo recuerdos, y de los recuerdos me quedo sólo lo mejor. pero el alma, sin embargo, es la misma. Cada día lo voy conociendo pero es la misma desde el principio. Ha crecido junto a este cuerpo cambiante, junto al mutante que soy. Y ha sido el alma la que me dijo al oído: amor. Y ahí empecé comprenderlo todo mejor. No hay paz en la vida sin amor. Por eso mi alma sabe a quien ama, conoce a las otras almas mejor que yo. Los cuerpos son sólo el caparazón, algo que se acaricia con las manos para que lo sienta el corazón. Los cuerpos son el envoltorio, la maleta, la funda, la caja negra que oculta el tesoro, el chocolate del bombón. Y el relleno que habita en el corazón, conectado con el alma que baila con otras almas escogidas la danza del amor.