miércoles, 18 de septiembre de 2024

La carta

Comienzo a escribir con ilusión la carta a un amigo de lejanas tierras. Él, a su vez, está escribiendo otra, así que nos mandaremos la primera carta ambos, más o menos, a la vez. Habrá dos comienzos en la relación por misivas. Dos cartas que abrirán la conversación desde ambos flancos, sin ser contestación una de otra. Dos principios, uno en cada continente. Una línea que se irá uniendo, una conexión que ya existe y crece. Siempre me ha maravillado la relación por carta. La ilusión de rebirla, los sellos estampados en el sobre, el olor, la lectura tranquila y siempre placentera, es un auténtico ritual que no habría que perder. Los correos electrónicos lo han jodido bastante, pero yo me inclino por este sistema de comunicación de antes, por la alegría que da, la ilusión que conlleva, el tiempo que tarda en llegar, huyendo de las prisas del sistema de todo ya, cuanto antes mejor, perdiendo los momentos de observación y de pensamiento, la calma de la meditación, los momentos de ilusionarse y recrearse con la imaginación. Por fin he conseguido un amigo que acceda a mantener contacto por carta y que también escriba y no se dedique a recibir las mías sin contestar. Es un amigo maravilloso que, me ha asegurado, intentará plasmar los cincos sentidos en la carta que me está escribiendo y pronto me mandará. Estoy contento sólo de pensarlo.

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