lunes, 30 de septiembre de 2024

Esos dioses

Los verdaderos dioses se encuentran entre la gente normal. Se descubren poco a poco. Hay que tener paciencia. La maravilla es tímida y le cuesta salir al exterior. Pero con el tiempo he adquirido un pequeño don que me permite descubrir antes de tiempo a esos dioses que alegrarán mi vida, que me harán sonreír y me untarán de su dulzura y su cariño. Son dioses que no hacen milagros, pero te alegran el día con un par de gestos, paran el mundo y paran el tiempo para verme sonreír. Puede que, a veces, incluso no se percaten de que me alegran la vida con su existencia, con esas pequeñas tonterías que me cuentan, con su manera de ser y de estar y de acompañar. El placer me envuelven cuando se comunican conmigo y, como un niño, juego con su cariño a generar amor intenso, a crear mundos y aventuras, a contar cuentos y poemas, a sentir el silencio entre las piernas, su silencio entrelazado al mío, conversando, mientras con los dedos dibujo en sus pieles el enigma de nuestra existencia y ellos en mí el sentido de la vida. Esos dioses son los que quiero en mi vida, los que guardan mi corazón, los que acarician el alma, los que borran las cicatrices con besos de alegría.

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