domingo, 15 de septiembre de 2024

Las enseñanzas del dolor

Cuando hablas con algunas personas que no quieren sentir dolor, no quieren mostrarlo, son las mismas personas que acaban sufriendo más. Porque el dolor en la vida es inevitable, es inherente a ella; lo que es evitable es cierto sufrimiento extra que generamos nosotros porque queremos. El dolor es para sufrirlo en el momento, no para recordarlo eternamente. Cuando somos niños descubrimos que si corremos alocadamente podemos caernos y hacernos daño. Cuando nos caemos sentimos dolor y aprendemos que debemos correr con más cuidado y prestar más atención. Nos hicimos una herida en la rodilla a los cinco años y se curó a los pocos días, pero no estamos toda la vida recordando cómo nos dolió y lo mal que lo pasamos, día tras día recordando lo mismo, porque ese es sufrimiento evitable del que debemos huir. Lo que recuerdo del día que me caí es que me lo estaba pasando muy bien jugando y que, después de darme unos puntos para cerrar la herida, me regalaron una gran bolsa de caramelos. Ese dolor pasado es un recuerdo alegre ahora en el presente y si no puedo hacer que así sea, pues no lo tengo ni como recuerdo. Y con el dolor en los sentimientos ocurre lo mismo. Porque con el amor ocurre como con la vida: satisface, maravilla, da gozo pero también dolor. Porque las personas amadas tiene accidentes y mueren porque así es la vida y en nuestro recuerdo queda su amor y no su dolor. El dolor es un pequeño fuego que no hay que avivar con el tiempo porque se transforma en trastorno crónico. Para mitigar el dolor siempre es necesario más amor. Es la única cura posible.

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