
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
martes, 10 de septiembre de 2024
Para qué escribo
Lo pienso muchas veces y no siempre me digo lo mismo. Escribo para entretenerme que es lo mismo que escribir para vivir, para llenar un tiempo vacío y llenarlo de placer conmigo mismo. Se trata, más o menos, de una masturbación intelectual o, más bien, cultural. Es una paja que se dilata en el tiempo y, por supuesto, la eyaculación también se dilata, no es tan intensa, es más relajada pero, si se me permite, podría decir que sí es más placentera. Porque no se trata de un fogonazo de placer intenso y corto en el tiempo sino de algo que se puede alargar toda la vida. También escribo con cierto uso terapéutico, para ahorrarme el psicólogo o el psiquiatra. Digamos que escribo, entonces, para ahorrarme pasta. Escribo porque me hace feliz, y sí es cierto, porque cuando no consigo escribir durante un tiempo me encabrito. También escribo para mitigar el dolor, para comprenderme mejor, a veces, incluso, pata ayudar al otro, porque aunque escriba sobre mí, no somos tan distintos. Escribo para no matar, así que también es un desahogo espectacular. Escribo para tener memoria, para saber quién era dentro de un cierto tiempo al releer lo escrito, para ver mis cambios, mi evolución. Escribo para salir de este mundo de mierda y entrar en otro mejor que voy creando con mi escritura que me alegra, me la pone dura, me excita, me relaja, me hace meditar y pensar. Escribo para tantas cosas que ya no sé para qué escribo.
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