domingo, 8 de septiembre de 2024

La comunión de la mierda

Llevaba años recogiendo mierda en mi ciudad. Las grandes ciudades, las pequeñas también, son auténticas fábricas de mierda. Todo en el sistema capitalista incita a generar mierda a tutiplén: la obsolescencia programa, la invasión de garitos de comida rápida-basura, los comercios chinos baratos... No se puede huir de la mierda, hay que comulgar con ella. Y eso hice. Muy pronto iba a conocer a una persona maravillosa: el lanzador de mojones. Un caribeño carismático, artista polifacético, espíritu insurgente y mundopoemático por excelencia y por adopción. Me enseñó todos los trucos para lanzar un mojón. De pequeño, cuando no tenían agua ni luz, cagaban en bolsas de plástico y las lanzaban en el campo, mientras el sonido de un frufrú amplificado cortaba el aire, lo que provocó la futura creación de un grupo de ruido llamado Shhh... Comulgar con la mierda incentivaba el espíritu creativo. Sin darse cuenta, el lanzador de mojones, activó la ecología en su zona al abonar todos sus alrededores, provocando una reactivación de plantas en sus campos ahora bien alimentados con la mojonería. Después de absorber toda su sabiduría, fusioné sus técnicas con las mías, y apareció el mojón volador aspersor. Se trataba de la versión del futuro que nos haría comulgar con el mundo mierdático: un mojón introducido en una bolsa repleta de agujeros que, al ser lanzado, iba esparciendo partículas de mierda a su alrededor y bautizando a todo quisqui, haciendo comulgar en su vuelo a todo aquello que se encontraba en su camino. Volvía a resurgir el poder de nuestros ancestros en estos hechos fantásticos de los visionarios de la comunión de la mierda. Amén hermanos.

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