jueves, 19 de septiembre de 2024

Faquir de los sentimientos

Tengo una tabla donde me tumbo y se me clavan todas tus mentiras. Me amas y no quieres estar conmigo. Otros quieren estar conmigo y no me aman. Los sufrimientos del faquir del amor son intensos y permanentes. Absorbo dolor ajeno y, a través de la empatía, lo transformo en alegría pero pierdo muchas energías. Me trago cristales de una mala comunicación, esas palabras que no querías decir pero que me escupiste a la cara y se clavaron como espinas de hielo y quedé petrificado. Cuando desperté me regalaron múltiples aplausos en el circo de la vida donde amaba y sufría cada día. Mastiqué cuchillos de promesas incumplidas, escupí fuego de falsas amistades, escuché el dolor ajeno, el de verdad y el inventado, el ocurrido inevitablemente y el sufrimiento evitable. Y descubrí que el amor no me iba a evitar el dolor pero me haría sentir mejor, que discutiría con la persona amada porque es inevitable cuando una persona te importa, y que el amor no se iba a terminar aunque se cerrara como una ostra, aunque retirara parte de confianza, y me revolqué por las brasas de los desplantes y las malas decisiones y, a pesar de todo, el amor seguía adelante, imperturbable, invencible ante los designios del destino. Puede que algo o alguien acabe conmigo, pero jamás con el amor que vivo.

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