
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
jueves, 12 de septiembre de 2024
Encontrar y perder
Son dos verbos, dos acciones. A veces son voluntarias y otras no. A veces ocurren porque la vida nos regala encontrar a alguien o el destino nos priva de alguien. Pero otras veces ese encontrar y perder ocurre por decisiones propias. Puede que la vida nos regale un encuentro, un hallazgo, pero luego no sabemos responder, tal vez tomamos las decisiones equivocadas y esa personas que apareció en nuestra vida como un regalo desaparece por una mala decisión nuestra. Puede que no acabáramos de creérnoslo, de que nos superara su intensidad o lo que nosotros supusimos que era intensidad pero puede que sólo fuera interés o amor. Hay decisiones en la vida que lo cambian todo. La mayoría de veces no nos damos cuenta, seguimos en nuestra rutina diaria que nos acoge siempre, y no salimos de nuestro reducido mundo de siempre. A veces nos negamos al amor por una mala experiencia anterior. Puede que tomemos una decisión equivocada por un mal consejo que dimos por bueno. Y, cuando esto ocurre, no perdemos solo a una persona, perdemos toda una vida, una trayectoria que nunca se realizará, un amor, una alegría, un trozo de existencia que se esfuma y se queda en nada. Solo resquemor y arrepentimiento, más dudas para el futuro, más cerrojos al corazón. Y de la misma forma que encontramos también hemos de saber perder. No caben medias tintas, aquí no existen los ni para ti ni para mí. Por eso las decisiones se deben sopesar. Debemos preguntar a nuestro corazón, ser valientes. Decidir no hacer nada es una decisión. Escurrir el bulto es una decisión. Cometer el error de siempre es repetir siempre la misma decisión, la que nos hace llorar, arrepentirnos, sentir frustración, la decisión acostumbrada, pero, al fin y al cabo, la que hemos tomado porque hemos querido. Encontrar y perder es el camino y el destino lo elegimos con nuestras decisiones. No podemos echar la culpa a nadie más.
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