domingo, 8 de septiembre de 2024

Nunca voy a terminar

Vi tu rostro en una foto. La sonrisa inocente de un niño roto. Cierto dolor enquistado que debería haberse diluido en un pasado perdido e ignoto, borrado por un presente alegre con todas las mechas de las ilusiones y los sueños prendidas para estallar en un futuro próximo. Mi corazón dió un pequeño vuelco, algo me llamó la atención de tu sonrisa y de tus sueños, presentí un conctacto, un roce eterno, mi piel rozó tus dedos en una ensoñación que se repite cada vez que te veo. ¿Cómo no amarte? El tiempo iba transcurriendo sin apenas darme cuenta de que te había querido durante milenios. Qué cosas, me dije para mis adentros. ¿Tendrá límites el amor o será como el universo? La distancia se perdía al pensarte, el tiempo ya no existía pues tú estabas en todas partes. Leía un libro y te veía, oía una canción y te escuchaba, permanecía en silencio mientras te imaginaba. Y el universo de este amor se expandía y mi corazón, pletórico, cada día añadía más partículas de amor a mi vida. Era una historia interminable, un ciclo sin fin, y pensé, y me dije, y soñé, y escribí: Nunca voy a terminar de amarte.

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