jueves, 5 de septiembre de 2024

El beso lanzado

Lanzas un beso al aire, yo lo agarro con los labios, lo absorbo ligeramente y como una ventosa se ha pegado. Va conmigo a todos lados y no lo quiero soltar pues me hace sentirme a tu lado. En la ducha canto con él pegado. Como con sumo cuidado, bebo con delicadeza, mantengo el beso de una pieza y en mi corazón, tus manos. Notas el percutir de mis latidos, de mi ritmo graciosamente sincopado, añades una melodía, y a dos voces estamos cantando, mis labios y tu beso que a ellos está pegado. Va pasando la vida y el beso se ha eternizado. No ha perdido su frescura, al contrario, ha adquirido nuevas destrezas, puede hablar y acariciar, mantener una conversación a susurros, también puede moverse por mi cuerpo, deslizándose por la piel y, a veces, besa mi cuello o mi pecho y luego asciende a mis labios otra vez. Ya no sé nada de ti, pero tu beso lanzado al aire sigue conmigo. Es mi mejor amigo. Leemos juntos, miramos por la ventana, paseamos por el parque, creamos obras de arte, vamos al cine y al teatro y, durante los anuncios, nos besamos un rato. Cuando estoy en la biblioteca se posa en mi nuca y permanece a la espera; yo miro una estantería y él otra, elegimos unos libros y luego descansa en mi boca.

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