lunes, 19 de agosto de 2024

Amistad bidimensional

Las redes sociales han desvirtuado el concepto de amistad. Amigo y seguidor suelen ser sinónimos, en una red añades amigos y en otra muy parecida tienes seguidores. Parece que esto no tiene mucha importancia pero, poco a poco, lo vamos interiorizando. Mi forma de relacionarme es igual fuera que dentro de las redes. En internet, al carecer de la tercera dimensión, hay cierta tendencia a la mentira pero, a medida que te vas relacionando, se descubre enseguida. Me cuesta mucho hacer amigos de verdad, tengo muy pocos, lo que me sobran son conocidos, conocer conozco a muchísimas personas y desconfío bastante de alguien que me llama o me trata de amigo a los pocos minutos de conocerme. Por eso en las redes es muy importante para conocerse el hablar, primero con mensajes y, a lo mejor, quién sabe, usar más adelante mensajes de voz o video conferencias, aunque usar todo esto no implica amistad. De todas formas acepto que las personas con las que llevo un tiempo relacionándome me llamen amigo. Pero la amistad es como una planta, hay que regarla, requiere de unos cuidados, y, si es un amistad verdadera, surge el amor. Porque el amor no es exclusivo de las relaciones de pareja, trío o íntimas. No hablo de relaciones que son exclusivamente sexuales porque no me interesan. Y al crecer la amistad uno quiere añadir esa tercera dimensión que falta, que todo lo que se ha dicho por internet se cumpla, aunque la mayoría de veces se acaba descubriendo que era una falacia. Por eso llega un momento en que me gusta conocer a mis amigos de redes físicamente. Y en este decisivo paso es cuando se suele descubrir el pastel y, lo que se intuía como una amistad o un amor, no es más que una amistad bidimensional, de pantalla, algo que no tendrá más que ceros y unos, píxeles, algo que muy bien podría estar construido por un ordenador o por inteligencia artificial y nos daría lo mismo.

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