
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
sábado, 24 de agosto de 2024
Mala experiencia
El problema de la mala experiencia no es sólo esa experiencia en sí que ha resultado dolorosa, sino que puede intoxicar a las experiencias futuras. Porque una mala experiencia acrecienta nuestra desconfianza. El ser humano tiende a la analogía y comenzamos a ver similitudes y patrones por todas partes, tal vez, donde no los hay. Pero cuanto más reciente es la mala experiencia, más influencia tiene. Tengo una amiga que perdió al amor de su vida por una mala experiencia anterior. Había salido de una relación tortuosa, con cierto maltrato psicológico, donde su pareja le exigía atención constante, responsabilidades extra y un compromiso que al resto nos parecía inusual. Ella parecía feliz hasta que le cambió el carácter. Ël se tomaba la relación a la ligera, no quería contribuir en nada relativo a los sentimientos, ciertos detalles le parecían ñoños. Sólo se interesaba en compartir gastos, el resto de la relación era usar a su pareja: para tener sexo, para desahogarse, para que le hiciera la comida. Evidentemente, cuando la enamoró no era así, era todo lo contrario, tenía una aureola como de salvador. Ah, y eso sí, siempre le exigía un tiempo extra para él solo, quería libertad decía, la libertad del macho, claro; los demás descubrimos que la engañaba. Pero a ella no le importaba. El amor es así a veces, ciego y tonto. Le costó darse cuenta de la situación pero terminó separándose. Apareció entonces un hombre maravilloso, pero ella recelaba, tenía múltiples sospechas, todas infundadas. Cuantas más atenciones le procuraba, más sospechaba. Ese hombre era un encanto y, al explicarle la situación, tuvo mucha paciencia, pero acabó marchándose. Han pasado quince años y mi amiga no ha vuelto a tener pareja y además está un pelín desquiciada mentalmente. Y tampoco quiere recibir ayuda médica. Las cosas le van de mal en peor. Es el ejemplo de una mala experiencia que se alarga en el tiempo, que se eterniza. Pero aunque seamos muy parecidos, nunca hay nada igual. Todos añadimos algún matiz pecualiar, unos más que otros. Y lo que hay que intentar que perduren son las buenas experiencias, no las malas.
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