viernes, 2 de agosto de 2024

La misión

Nadie me encomendó ninguna, surgió de forma espontánea. El amor me cautivó con sus susurros sugerentes, con sus sinergias con la revolución. Nada me ha empujado hasta aquí, solo ha sido mi elección. No hay culpables que buscar, sólo navegantes a la deriva, soy un náufrago sentimental reconstruyendo un corazón con pedacitos de amistad. Leo en tus besos la alegría que me das y mis versos se estampan en tu alma para ayudarte a caminar. La misión es bien sencilla: vamos a disfrutar nuestro amor, de aquí a la eternidad. No hay límites ni obstáculos para este amor que no puede parar. Me desnudo y sacudo mis miedos, acaricio con los dedos la libertad. Tiene el tacto de tu piel y el sabor del mar. Hoy el sol brilla en tu boca como la gran sonrisa a besar. Tu abrazo me da seguridad, calidez, ternura; no quiero que termine nunca. La misión podría ser perderme en tu pecho, zambullirme en tus besos, construir mi hogar en un abrazo tuyo, respirarte todos los instantes, protagonizar tus sueños, colarme por un resquicio de tu piel, cobijarme en tu interior, hacerte sentir bien. La misión es nuestros cuerpos y nuestra alma gigante.

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