El sistema

He intentado acabar con el sistema, menoscabándolo, atacándolo de manera soterrada, pero siempre ha acabado venciéndome. Como no puedo destruir este sistema que me atosiga y me manipula y quiere manejarme como un títere de carne voy a crear otro mundo. Poco a poco el mundo poema avanza y va cobrando sentido, realidad física y potencia de amor, de amor revolucionario. Y mi sistema para acabar con el sistema es este pequeño sistema de crear un mundo y una revolución, de unir a los espíritus afines a la causa y expandir nuestro amor con actos creativos que, a la par que nos hacen sentir mejor, hacen crecer el mundo poema, con materiales tan insólitos como el cariño, con gestos tan cotidianos como un sonrisa, porque ahí también está el arte de la vida, en las pequeñas alegrías, en los detalles a amistades, en los cuidados a los seres amados. Y con este sistema alternativo que va cobrando fuerza, el otro sistema se puede ir un poquito a la mierda. Y leo un libro, escribo un cuento o un poema, charlo con un amigo, doy un paseo, recuerdo cosas de niño, y, como no tengo huerto, hablo con mis muertos, me relajo en el parque, sentado en un banco al lado de la fuente observando a la gente. Unos dicen la verdad, otros mienten y a todos se los lleva la corriente de este sistema indecente.