lunes, 19 de agosto de 2024

Todo y nada

Muchas veces deseamos que todo cambie. Todo el mundo quiere mejorar, es natural. Nos gustaría ganar más dinero, poder comprar una casa si aún no la tenemos o tener una mejor y más grande si ya disponemos de una. Que las cosas nos vayan bien en el amor, que nos ame a quien queremos, no tener que trabajar tanto, poder viajar más, no tener enfermedades ni malestares, no sentir resacas los lunes, bueno, algunos todos los días. ¿Pero qué hacemos para que cambie todo esto? Exacto. No hacemos nada, sólo quejarnos y, evidentemente, nada cambia. Si siempre se actúa de la misma forma, siempre ocurre lo mismo y, por mucho que nos quejemos, nada cambia. Todo no va a cambiar de la noche a la mañana. La vida no es una lotería donde te acuestas pobre y amaneces rico. Y, muchas veces, el dinero no cambia absolutamente nada, es más, acrecienta los problemas. Porque si no sabemos vivir con lo que tenemos, cómo vamos a saber vivir con más. Si no somos capaces de tener unos pocos amigos, para qué queremos añadir más. Si no sabemos amarnos a nosotros mismos nunca podremos amar a nadie. Los cambios no son una combustión espontánea, requieren un cambio de actitud, pensar, otra forma de ver y vivir. Reclamar cambios sin hacer nada ni siquiera resulta infantil porque hasta los niños bien educados saben que la vida requiere esfuerzo y voluntad, que para jugar con otros niños tienes que compartir la pelota y el tiempo, que cooperar, porque así se disfruta más. La revolución del amor es intensa y cuesta pero nos va a generar una vida mejor. Sobre todo a quien haga algo por cambiarla. Pensad en ello y asumid las consecuencias de vuestros actos.

No hay comentarios: