Miedo al cambio

Nos habituamos enseguida a nuestra situación y, aparentemente, aceptamos pocos cambios. Pero la vida es un cambio constante que los demás suelen percibir mejor que nosotros mismos. De niño te dicen con frecuencia cómo has cambiado refiriéndose exclusivamente a los cambios físicos. Pero también hay cambios en los habitos de vida, en las creencias, en las amistades, en los conocimientos y las circunstancias que nos influyen en otros cambios personales. Así que por qué voy a tener miedo al cambio. Pero aparecen nuevos actores en escena, como las redes sociales, y aparecen amigos y amores, unos son de verdad y otros sólo aparentan ser tales. Y ahí vuelve a aparecer el miedo. Conoces a personas entrañables que, por alguna razón o sin ella, tienen miedo a encontrarte físicamente. Te aman a través de una pantalla, te piden abrazos, sueñan con abrazos físicos, pero cuando llega el día en que esos abrazos se pueden materializar, aparece el miedo. Y yo me pregunto por qué. Cuando conoces a alguien en las redes, no me refiero solo a ver perfiles y fotos, no puede ser tan diferente cuando accedes a esa persona físicamente, cuando añades la tercera dimensión que falta. He conocido a personas maravillosas, primero en las pantallas y luego abrazándolos con mis propios brazos, en carne y hueso, y no, no eran diferentes, ni mucho menos peores que en las redes, o eran iguales o mejores, pero mejores porque podías olerlos, sentirlos, captar su presencia con más nitidez, comprobar su maravilla. Así que me olvido del miedo porque no tiene cabida en la revolución del amor, porque el arte no tiene miedo y el miedo sólo paraliza y me hace peor, me ata y me hace perder oportunidades. Y yo estoy hecho para volar, conocer y crear mundopoema, que es más o menos lo mismo que decir que estoy hecho para amar.