lunes, 26 de agosto de 2024

Hablar mal

No sé si os habéis dado cuenta de que la mayoría de veces que se habla de alguien recién muerto se tiende a la alabanza. Aquí murió un dictador y todas las televisones hablaban de sus grandes obras y de lo bueno que había sido. Posiblemente aún tenían miedo de represalias o solo se había acostumbrado al sistema de alabar a quien te latiga. Pero cuando muere un compañero de trabajo que todos odian, al que todos tildan de vago o de que huele mal, o un vecino que no se lleva bien con nadie, también ocurre lo mismo. Hay personas que se dedican a defender a los muertos diciendo que esta feo hablar mal de alguien que no se puede defender. Pero aquí hay múltiples conceptos erróneos, confusiones, no sé si conscientes o inconscientes, infundadas por el miedo a la muerte. No hay que defender a nadie de la verdad porque la verdad no es un ataque. No está feo decir las cosas como son o como eran, porque no se trata de una opinión sino de hechos verídicos y, además, nadie corrige a los que alaban al muerto aunque se lo estén inventando o mintiendo descaradamente. Todos hacemos cosas mal, unos más que otros, por eso hemos de ser consecuentes con nuestros actos. A los muertos no les importa lo que se diga después de su muerte, sólo les importa a los vivos miedosos, a los vivos que quieren aparentar una supuesta educación social, un saber estar, y se dedican a corregir las verdades de los demás con las mentiras de su comportamiento y su educación. Lo bonito es recordar a los muertos y, en los recuerdos, hay de todo. Si has sido más malo que bueno se recordarán cosas peores. Decir que se ataca a un muerto con la verdad es extender la mentira en el tiempo. Y el que alaba con mentiras, me lo dijo una viejecita muy linda, algo oculta. No es trigo limpio y posiblemente sea tan malo como el muerto comentado.

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