
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
domingo, 4 de agosto de 2024
Jeribeques y patrañas
Qué listos éramos de pequeños. Recuerdo muchas aventuras, no todas, claro, porque cualquier cosa podía transformarse en aventura. Una vez estábamos enfrascados cazando arañas y apareció un adulto, casi siempre era el mismo, a joder la marrana. Yo creo que nos observaba siempre para poder regañarnos. Sin duda alguna se aburría y por eso se inmiscuía en nuestras aventuras infantiles. Dejad a las arañas tranquilas, decía, las arañas nos libran de las moscas. De niño no entiendes estas cosas. ¿Para qué queríamos librarnos de las moscas? Las moscas eran divertidas. A veces nos acercábamos a ellas solo para empezar a hacer jeribeques y, si nos observabas de lejos, daba la sensación de que estábamos bailando alguna música del futuro. De pequeño te emborrachas con los movimientos. Tan pronto comienzas a dar vueltas hasta que te mareas, como te acercas a unas moscas con jeribeques y versioneas el baile de San Vito o te pones a correr hasta que te quedas sin aire y te caes junto a todos tus amigos y te da un ataque de risa y terminas con las manos en el estómago suplicando parar de reír pero no puedes y siguen los jeribeques. De todas formas hicimos caso al adulto metomentodo y dejamos las arañas. Y mientras seguíamos en el suelo vino a recriminarnos nuestro mal comportamiento, y que se lo iba a decir a nuestros padres, y blablaba blablaba, hasta que le dije eso son patrañas. Pero qué dices niño. Las patrañas nos libran de las focas, dejad a las patrañas tranquilas. Y volvió a darnos un ataque de risa. Y el adulto nunca más nos dirigió la palabra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario