jueves, 22 de agosto de 2024

Aún recuerdo

La alegría mágica, sorpresiva, que estalló delante mí cuando apareciste en mi vida. Había un brillo que fluía, de ti a mí, iba y volvía, y por el camino se entretenía, y tu presencia, a cada instante, era más viva. Desnudaste tu espíritu, tu cuerpo, me constaste lo más oscuro mientras yo veía lo más tierno. Aún recuerdo el amor de tus actos, cómo me llamabas, que todo lo mío te parecía genial y perfecto. Como un niño, me enseñabas tu alma, jugabas conmigo, me dabas placer al tú tenerlo. No sé qué pasó, pero todo se fue diluyendo. Pero cada día recuerdo estas estampas, esos momentos, ese tenerte tan adentro que, por mucho que se diluya, se fundió a mí, y toda aquella alegría, aquel contento, siguen en mi interior, muy adentro, forman parte de mí, tus palabras, tus miradas, tus tocamientos, ahora también son yo y, aunque lo recuerdo, no necesito hacerlo, porque te siento en el respirar, con cada latido oigo tu voz, siento tu tacto y, aún cerrando los ojos, te veo sonriendo, no cerca de mí sino muy adentro, y cuando sonrío son tus labios los que muevo, si los humedezco es tu sabor el que pruebo. Aún recuerdo todo lo que pasó, y lo hago presente, lo revivo a cada instante, y no hay tiempo para sentirte porque te siento en todo momento. No hay tiempo para el lamento porque es todo amor lo que siento.

No hay comentarios: