
Cualquier cosa puede ser interesante, eso depende de cada uno. Y en un acto de humildad en el que apenas me reconozco, bajaré un escalón más, y adoptaré todo aquello que me suene interesante, para moldearlo con mi intelecto, transmitirlo con mis dedos en pleno tecleteo, donde un sonido maquinal se transforma en fenomenal, y ahí es donde lo interesante empieza a sonar, y la música de la comunicación fluye y se expande, generando un baile vital del que todos formamos parte.
lunes, 26 de agosto de 2024
Guiño cósmico
Tenía que ordenar la casa, pero al mirar a mi alrededor y ver tanto desorden, se me quitaban las ganas, y mi mente y mi cuerpo habían decidido, por cuenta propia, procrastinar. Pero ha ocurrido algo. Me he acordado de que mañana tenía que ir a la biblioteca pública a devolver dos libros porque se vencía el plazo del préstamo. Uno de los libros lo tenía delante. El otro tenía que estar en la bolsa que me suelo llevar al parque para leer allí varios libros. He mirado en la bolsa y no estaba. Estará en mi habitación, me he dicho a mí mismo. Lo he ido a comprobar y tampoco estaba allí. He buscado en la mesa del comedor, en el sofá, en varias torres de libros que tengo por el suelo, no lo veía por ninguna parte. Me estaba empezando a poner nervioso. Involuntariamente me he puesto a ordenar. A lo mejor ordenando aparece el dichoso libro, me he dicho a mí mismo sin mucho convencimiento pero viendo que era la única opción que tenía. He mirado en mi habitación varias veces y en los mismos sitios. No he visto el libro pero sí las cosas que tenía que bajar al trastero y los rincones donde tenía que limpiar, pues había algo de suciedad. He recogido libros del salón, he ordenado varias zonas, he limpiado. No he parado. La verdad es que aún me falta mucho, pero he acabado agotado y deseperado pues el libro no había aparecido. Estaba empezando a pensar que tendría que ir mañana a la biblioteca y decir que lo había perdido y pagar el libro. Lo malo sería que me sancionarían sin préstamos durante algún tiempo, y eso sí que me fastidiaba, mucho más que pagar un libro. Me he sentado a descansar y he dejado mi mente en blanco. El libro desaparecido iba viajando por mi cabeza como sobrevolando un habitáculo vacío. De repente se ha aposentado. Una luz se ha encendido en mi cabeza. Me he girado para mirar un rincón con libros que parecía estar llamándome. Me he levantado y he comprobado que entre dos columnas de libros había una libreta y, al lado, lo que parecía otra libreta, era un libro con el lomo hacia abajo. Lo he levantado y sí, era el libro desaparecido. Así que he limpiado, ordenado y he encontrado el libro. Menudo guiño cósmico, me he dicho.
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