La isla

Hay una isla remota que está en el centro de mi corazón. Siempre he querido hacer un viaje a mi interior. Oigo el oleaje en los días tranquilos junto a unos latidos que seguro son de amor. Voy nadando por mi interior como un náufrago de la vida, chapoteando en los sentimientos, sintiendo la espuma de los días que, ahora, es de alegría. Veo a un isleño que hace aspavientos desde la orilla. No sé por qué pero nado contento hacia él, hacia el canto que me brinda. Mueve sus brazos como en una danza marina y me dejo llevar por la alegría percibida. Llego empapado pero me recibe con una sonrisa, me da un abrazo; parece que se alegra mi vida. Vamos desnudos y de la mano recorriendo toda la isla. Estas es tu casa, me dice, lo sé estás en mi corazón, y aquí llevo toda la vida esperando tu venida. Es una isla preciosa y el bombeo se acelera, sale el sol en mi corazón y el isleño me besa. Siempre quise venir a mi interior, pero tenía miedo, dudaba, no quería conocerme, siempre mirando hacia fuera y resulta que mi amor en mi corazón espera, en esta isla llena de arte y ternura, de cariño insospechado donde encuentro al ser amado. Tumbados a la sombra de unos árboles, me contempla y me dibuja, dice que mi cuerpo es arte, pero el arte es su pintura.