miércoles, 19 de noviembre de 2008

Un poco de orden

Es lo único que demando dentro de mi caos vital, aunque sea un orden estancado y lleno de polvo; ordenación estática, que diría aquél. Por lo visto, ese señor, aquél, diría muchas cosas o tal vez las dijo alguna vez en no sé dónde, y todos repetimos o ponemos en su boca y en su nombre, ¿o en su pronombre o, tal vez, en su adjetivo demostrativo? Que tengo la cabeza hecha un lío, y creo que la pasa no es higo, y aunque lo dijera aquél, lo hago mío. Y a la par que orden, quiero concierto, una vida sinfónica, una respiración melódica, un paso rítmico, un samba amor, un nuevo estado mejor, sincopado o no, pero a tu lado; sostenido, bemol o asilvestrado. Sostenido en mis brazos y bemol, acostados. Ordenado el sentir, entre tú y yo no hay espacio. Notas mi calor, noto tu calor, notas de calor pausado que cogen ritmo y, con amor, aceleran el paso.
Agitación, sudor, caricias, sexos en flor, fusiones en do, sostenido en mis brazos, sientes mi amor en tu regazo. Soy tu regalo, tú eres el lazo; tú mi pastel, yo la guinda, siempre a tu lado.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Mi flauta mágica

Todavía no soy tan mágico como mi flauta, pero, como me dicen en mi tierra, eres majico, tio; por tanto estoy a un paso de la magia de mi instrumento travesero. Ya me deleito soplando y, la vibración en mis labios, aunque aún no es pura música, acrecienta mi encanto por el arte del sonido, porque vibra hasta mi ombligo; meneando mis caderas cimbreo el alma entera en pos de una única meta: el amor soñado que pronto estará a mi lado. Y la música me alienta apaciguando lo que mi imaginación calienta. Y una nota me susurra que el amor es por ella transportado, y aunque la fusa es confusa a mi corazón ha llegado y, en su medida estipulada, y de la mano de un hada dejó impreso tu amor en mi alma. Y eso que aún no soy tan mágico como mi flauta. Pero es que se acerca la melodía de tenerte entre mis brazos un día y, por eso ahora, soy todo alegría.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Puedo esperar lo que se me antoje

Distinto será que ocurra, pero el que no piensa que puede esperarlo, no se lo curra. Y la recompensa que creíamos que venía después, es el mismo esfuerzo, de ahí la satisfacción del trabajo bien hecho. Y si digo lo que se me antoja que espero será también porque quiero, quiero que el deseo cobre vida, se me antoja esperar tan simple hecho, que siempre debería ser de mi provecho o, sino, llamarlo capricho y no deseo. Espero que no se confundan más conceptos, se me antoja esperar la diafanidad de la vida; espero que lo que quiero sea como pienso y, de no ser así, que sea capaz de querer lo que veo, de disfrutar de los cambios, entre mi recreación y el verdadero. Se me antoja que no puede esperar lo que se me antoja, ¿puedo esperar que no puedo esperar? Espero no tener que esperar para saberlo.