jueves, 29 de mayo de 2014

El baile

La poesía de mi baile cobra significado cuando nuestros cuerpos se unen. Entrelazados por el ritmo del amor, la alegría de vivir jadea en nuestro interior. Y cada gota de sudor es un verso, barnizado con la sal de la vida pura, que se extiende por el mundo de tu piel con mis caricias de otros mundos. Y en el beso duradero está el acento que quiero, que se clona en la memoria y, en el futuro y en tus labios, volverá para hacer historia, para quedarse con tu sabor, y este ritmo del amor eterniza el poema, y aunque ya no me mueva, sigo bailando mi amor, danzo en el recuerdo, danzo en tu alegría. Y dormidos y abrazados seguimos bailando en el sueño donde tú y yo somos poema de un sólo verso.

viernes, 23 de mayo de 2014

Revelación epifánica

Al igual que leemos entre líneas, hay que ver en los huecos, rasgar la nada, ver qué contiene el vacío o lo que suponemos que no es, contemplar la grieta del átomo, ir más allá estando aquí y viceversa, volver sin haberte ido. En definitiva, escuchar el silencio, acariciar lo imposible aunque queme y, si arde, sentir su frío. Columpiarse con espíritus, hacer que lo sobrenatural sea divertido. Presa de una revelación epifánica he sido, lanzado al espacio sin moverme del sitio. Y si amo lo que no tengo por qué no soñar lo infinito. Me introduzco en la grieta del oráculo, me zambullo en la porosidad del alma y veo que soy el amor que venero pero la praxis me huye. Impertérrito, busco un contigo y espero.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Vida de pensamientos

Si la revolución soñada fue bien pensada, muy pronto será vivida. Las caricias generadas en mi pensamiento cobrarán vida en tus manos. El tiempo habla, y los pensamientos creados con amor son la voz de la serenidad que surge cuando tus brazos me rodean, cuando los murmullos de mis labios se entrelazan con los tuyos y el aroma particular se pluraliza y se hace nuestro. El barniz de tu sonrisa impregna todos mis pensamientos, y así, el futuro se construye amable, horneado con ternura y espolvoreado con el candor más dulce. La conversación de nuestras miradas es el tesoro que trasciende, la alegría pensada es ahora la tonada silenciosa que nuestros corazones bailan.

viernes, 16 de mayo de 2014

El pensamiento puede cambiar el mundo

Estaba trabajando, hacía calor y los ruidos mundanos de una ciudad en lento progreso se entrelazaban con el polen primaveral que se adhería a mi piel ligeramente humedecida por el sudor laboral. La melodía apagada de un clarinete lejano comenzó a acompañar mi pensamiento, y pensaba que si estuviera tumbado en un colchón de plumas de querubín alcanzaría la relajación que podría conducirme a un estado supremo. El sueño me envolvía y un cartel a la entrada de un camino decía senda de la verdad. Así que caminé pensando en el camino. El cansancio hizo parar mis piernas y caí rendido. Y soñé con el mismo camino, y al primer paso me topé con un cartel que decía senda de la luz. Y paré en el mismo punto, tal vez un poco más iluminado, y descansé un rato. Y soñé con un camino, el mismo camino con otro cartel, y me fijé en él, senda del amor, decía, y mi rostro sonreía, y caminé por él. Qué feliz era dando pasos. Y quise parar y paré. Y soñé con el mismo camino, y esta vez era la senda de la vida. ¿Puede un sueño soñarse a sí mismo?, me dijo el clarinete con su melodía. Estaba trabajando y todo había cambiado. Sonreí a la vida, sudaba de alegría y los ruidos mundanos alcanzaron la armonía. Todo era dicha, todo era amor, en verdad es esto la vida. Y sigo en el camino soñado, donde mi pensamiento el mundo ha cambiado.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Nadie quiere la verdad

Para qué sirve entonces. La verdad nos descubre, nos hace vulnerables. No nos gusta saber lo que somos. Desterramos el 'conócete a ti mismo' y fichamos el 'constrúyete a ti mismo' aunque sea de paja o cartón piedra, en definitiva, de mentiras que nos complacen. Por eso poseemos dones o características que jamás ponemos en práctica pero que aireamos a voz en grito en conversaciones de trascendencia intrascendente. El absurdo nos gobierna, y de presidente un zote, pero nos importa un pimiento y, además, no lo sabemos, nos hacemos los locos o los prácticos. Curiosamente, para ser realista hay que dominar el auto engaño. Después, cualquiera sabe, tal vez podamos dar el salto a la política y hacer malabares con mentirijillas descomunales de gran alcance y provecho propio. Una red de mentiras bien tejida dará frutos de por vida: no se trata de un eslogan, es la gran oración gubernamental y de poder. ¿Aún hay alguien que desee la verdad? Siento decirlo pero no sé si nos hará libres, sólo sé que escuece.

martes, 6 de mayo de 2014

Sin venir a cuento

De pronto, sin saber por qué, piensas qué ha podido ser el detonante, qué o quién ha presionado lo suficiente ese resorte que ha llevado a la situación que ahora nos acontece. Sin venir a cuento los ánimos han cambiado, la situación es diferente, todo parecía ser de una manera y, ¡zas!, ahora es de otra o, por lo menos, eso nos parece. Primeramente te sientes perplejo, no sabes cómo reaccionar, el mundo se ha parado o tal vez sólo tu cerebro. Cuando quieres reaccionar sólo estás capacitado para pensar que te sientes sorprendido. Jamás podrías haberte figurado esto. Cómo has llegado hasta aquí y, lo más importante, para qué. Lo observas todo, incluso los más mínimos detalles, buscas respuestas pero todo son interrogantes. Ya nada es como antes. Sin venir a cuento, abres los ojos y lo primero que ves es la única maravilla de tu entorno, el único y verdadero talismán que te protegerá y cuidará por siempre: la sonrisa de tu madre. Y, sin venir a cuento, intentas imitar ese angelical gesto cuanto antes, pero aún te falta experiencia, quieres descubrir más, y tus pequeñas manos se estiran hasta tocar esos labios arqueados. Tus ojos se abren y se iluminan como dos soles, y ese talismán perfecto, esa sonrisa mágica, esa sensación de eternidad que te embarga, se tatúa en vuestros corazones. Y el talismán de la sonrisa materna, sin venir a cuento, te ha procurado la felicidad eterna.

domingo, 4 de mayo de 2014

Pero eso no viene al caso

Hoy me desperté escuchando la Danza del sable, de Aram Khachaturian, o tal vez la estaba escuchando en mi último sueño nocturno y, claro, cualquiera no se despierta ante tanto ímpetu y pasión. Pero a lo que íbamos, me desperté sobresaltado, sintiendo que me faltaba algo pero sin saber qué exactamente. Observé mi rostro en el espejo después de haberlo rociado con agua fresca: los ojos semicerrados, con una parte todavía en las Batuecas de Morfeo, y otra en la Babia de siempre, mi Babia querida. Mis labios me sonrieron; qué tonto soy, siempre que me miro me sigo haciendo gracia. Entonces pensé en esa gran cantidad de personas que nada más verme, al primer golpe de vista, ya no me tragan. ¿Qué verán? ¿Será envidia? ¿Pero de qué si no me conocen? Seguí sonriendo. Algo deben ver, algo que les recuerda a ellos mismos, a lo que pudieron ser y nunca llegaron, a lo que son o fueron y no pueden olvidar. Seguí observándome. Bajé la vista y contemplé mi pecho. Aún es joven, me dije, un poco rellenito pero atlético. Ericé mis pezones con las yemas de los dedos. Gotas de agua de mi rostro caían sobre los pelos del pecho, dividiéndose, una parte iba al suelo, y la otra, con ese estilo, y también instinto, de supervivencia, tan propio del agua como de mi abuelo, se agarraba al pelo. Qué tienen estos momentos de felicidad, donde todo se piensa y también se recuerda, donde enfados pasados nos provocan la risa, donde el tiempo se para y luego, cuando se reanuda, nos entra una estúpida prisa, queremos, a toda costa, volver a la rutina, que nos atonten, no pensar, ser infelices o felices de postín como de costumbre, mostrar a todos sonrisas fingidas, provocar una envidia irreal, no sé, qué tienen, de verdad, qué tienen. Seguí sonriendo. Mi mirada resbaló por mi brazo y tropezó con el reloj. La hora sacudió mi cuerpo con fogonazos intermitentes alarmantes, diluyó el ensimismamiento, ya no soy yo, pensé. Llego tarde al trabajo, me dije, pero eso no viene al caso.

jueves, 1 de mayo de 2014

Esas maravillosas semillas

Vivo en un piso pequeño y uno de mis mayores deseos es tener un enorme jardín. Aquí no tienes sitio, me dice mi padre. Yo le miro y sonrío, él se asombra y, antes de que pueda realizar cualquier pregunta, yo me señalo el corazón. Aquí voy a poner mi jardín, le digo. ¿Y qué vas a plantar ahí? Esas semillas maravillosas llamadas amigos, que pienso regar con mi cariño, alimentar con comprensión, escuchándoles en silencio, amándoles en la distancia cuando en mi hombro no pueden caer sus lágrimas, cuando sus alegrías me llegan por carta. Esas maravillosas semillas que crecen y nunca te olvidan. Y en el jardín de mi corazón regado con tanta emoción, no existe la muerte para tanta maravilla porque, aunque un amigo desaparezca, siempre vuelvo a encontrar sus sonrisas a la vuelta de la esquina, renacen sus abrazos en otro ser humano, revivo sus caricias en otras manos, pero el amigo es el mismo pues lo esencial no ha cambiado.