domingo, 20 de noviembre de 2016

Palabras

Tus palabras, que para ti, como del cigarrillo el humo, se disipan en el viento, se tatuaron en mi cerebro. Las frases que de ti huyeron pernoctan ahora en mi lecho. Una historia de amor construida con palabras y un oído ingenuo que con ellas su corazón incendia. Pero el amor no son solo palabras, es también distancia, ausencia, dolor, una construcción de lo mejor con pequeños sinsabores, un no sé qué esencial que me incita a vivir en colores. Por eso sigo escuchando todo lo que me dijiste, y el amor que esas palabras generaron es el que ahora me viste, la fruta prohibida que tus frases cantadas me regalan cada vez que mi desnudez se baña en tus palabras. Un amor que calienta, que se extiende, que alimenta y que, sobre todo, sorprende que con unas pocas palabras recordadas, el amor siga creciendo, dentro de mí conversando y a mi lado latiendo. Palabras que engatusaron al inexperto son ahora palabras sabias a fuerza de ir repitiendo con la paciencia de un santo, con la alegría de un niño, con el amor enorme que ahora siento al pronunciarlas e incluso solo al pensarlas, una epifanía feliz ocurre, y esas frases tan manidas son ahora las caricias que en mí se infunden. Palabras que antaño solo fueron sombra ahora son la forma que me reconforta, y ya la ausencia no importa, ni el dolor, ni la distancia, solo las palabras importan, las palabras de amor que a diario me abordan.