sábado, 26 de febrero de 2022

El arte es amarte

Soñaba de pequeño con ser artista. Me gustaba bailar, la música, el cine, actuar, escribir... No me decidía por una cosa porque amaba todas. Y mientras la vida pasaba yo pasaba por el arte como quien va esquivando charcos o, tal vez, quizá, como quien los va buscando, para saltar encima y salpicar su arte en todas direcciones. Como todo me gustaba no acababa de profundizar en nada hasta que apareciste tú. Y me olvidé del arte para conocerte, para, poco a poco, quererte. Y mi amor hacia ti lleno toda mi vida, y tu amor hacia mí me dio alegría. Y cada día era una sorpresa, y lo siguen siendo, pues nuestro amor sigue creciendo. Y es tanto el placer, y no solo eso, sino una alegría constante, que se renueva a cada instante, y cada segundo te amo más y mejor, que me doy cuenta que el arte es amarte y si escribo es por tu amor. Y cada palabra es una caricia, y cada espacio, cada silencio es un beso. Y cada coma, cada punto son solo susurros, son 'te quieros' al oído, son cosquillas y besos en el ombligo. Cada abrazo tiene un color, un calor distinto o a lo mejor es el mismo pero como te amo tanto siempre es nuevo para mí. Con las yemas de mis dedos dibujo en tu cuerpo la alegría de vivir; eres mi lienzo, yo tu color, tú mi pincel y yo el trazo que sale de él. Y cada palabra que escribo nace de cada uno de tus poros que han sido besados por mí. Nuestras pieles hacen música al entrar en contacto, los pelos se erizan y vibran, hacen de percusíón, son el ritmo de la coral de nuestros jadeos. El arte es amarte porque oírte es una película que me envuelve en todas partes. Mirarte es mi banda sonora, ese hilo musical que me acampaña a todas horas. El tiempo se para a tu lado, tu cuerpo y tu alma son mi museo, y te contemplo extasiado porque eres lo que más quiero. Y el brillo de mis ojos grita en silencio a los cuatro vientos que el arte es amarte y que jamás voy a dejarte.

sábado, 19 de febrero de 2022

El motor

El otro día pensaba en qué era lo que me hacía moverme. Lo que me daba ánimos constantes, lo que me hace progresar, ser mejor persona, qué es lo que me hace intentar hacer mejor las cosas, todo lo que hago. Y no solo ahora sino durante toda mi vida. Recuerdo que de pequeño era el afán de conocer, ya fuera conocimientos, gente, lugares, pero no siempre podía estar compartiendo con otras personas, con mis amigos, ni tampoco podía estar siempre viajando y, poco a poco, empecé a amar a los libros. Me daban conocimiento, también compartía con personas de otras épocas o con personajes ficticios que se asemejaban a muchas personas y, como no, también podía visitar muchos lugares a través de sus páginas, incluso lugares que no existían porque eran solo imaginados; podía visitar otros mundos, otras épocas, ir al futuro, volver al pasado. Por un momento pensé que el motor era mi amor por los libros. Pero resulta que también disfruto escribiendo, aunque mi amor por la escritura puede que sea una consecuencia de mi amor por la lectura. Y otra de las cosas que me encantan es cocinar. Disfruto mucho cuando me sale bien la comida, no solo tomándola sino compartiéndola. Y cuando mejor me sale es cuando introduzco mi ingrediente secreto: el amor. Y luego estás tú, que te deseo, te quiero, te amo con sinceridad y de forma infinita y absoluta, que disfruto escribiendo para ti, que me encanta leerte, tanto lo que yo escribo como tus sentimientos, leer tu rostro, leer tu vida. Y de todo esto hay un punto en común, el motor buscado, lo que me mueve, lo que nos une, lo que nos hace hacer lo que hacemos y de la mejor manera que sabemos, por eso disfrutamos de nuestros actos y de nuestras vidas. El motor, el único motor es el amor.

domingo, 6 de febrero de 2022

El triunfo sin arte y viceversa

La cultura del éxito nos incita al triunfo, pero pensar solo en el triunfo hace que nuestro arte se desvanezca. También ocurre que cuando un verdadero artista triunfa se genera un campo de fuerza envidiosa a su alrededor, y todos comentan que el verdadero arte es el del perdedor. Arte y triunfo no tienen por qué ir unidos. El verdadero arte sobrevive a los artistas y el falso triunfo muere con ellos. Es el arte el que atrapa y posee al artista cuando este tiene las condiciones necesarias, y no al revés. De ahí que se diga que la inspiración tiene que encontrar al artista trabajando. Aunque yo no creo que el artista trabaje, si no que artistea. El verdadero artista flota en una nebulosa de arte. Puede que tenga un trabajo y una familia, pero el arte es como esa mosca pesada que insiste en revolotear a tu alrededor a pesar de tus manotazos y aspavientos. Una vez leí que para ser escritor no hace falta escribir y con el arte ocurre lo mismo. Uno puede tener las condiciones pero no acabar de lanzarse, aunque el arte seguirá revoloteando a su alrededor. Otros se lanzan de cabeza y acaban perdidos en un triunfo efímero. Por eso oímos frases como que no supo digerir el triunfo o que no ha sabido asumirlo. La meta del verdadero artista es amar su arte y no buscar el triunfo. Por eso cuando un verdadero artista triunfa nos alegramos todos y el artista sabe que su arte va a continuar, haya triunfo o no.

sábado, 5 de febrero de 2022

Inventar el camino

Solo, en un paraje inhóspito, una vida salvaje en una sociedad individualista y una lluvia ácida constante de capitalismo que nos incita a consumir y consumirnos. Un día se te ocurre pensar y te das cuenta de que estás en medio de una ratonera, de que tu vida, aparentemente altanera, no deja de ser una mierda profunda, insustancial, de que tu coche último modelo en el mercado es una rueda de ratón con la que das vueltas, siempre las mismas, la misma vuelta repetida, aunque siempre distinta para un ser consumista sin memoria. Pero al pensar descubres la verdad de tu existencia. Y decides decidir. Decides que el mercado no decida por ti, que la sociedad, los objetos, el dinero o cualquier mierda impostada te sugiera decidir nada. No hay escapatoria, te dicen. No hay otro camino. Pero tú ya los has decidio, por una vez has decidido: inventar el camino. Cargas tu mochila de amor, de ese amor que siempre has soñado, del amor que, hasta ahora, solo había sido imaginado, y empiezas a construir el trayecto deseado. No va a ser fácil, pero a quién le importan las dificultades cuando es tu decisión, tu libertad la que estás usando, la que estás sintiendo, con la que estás construyendo tu camino vital, tu destino. No queda otra, inventar el camino.

A pesar de las incertidumbres

Desconozco cuánto tiempo voy a estar aquí, si podré ver cumplido alguno de mis principales deseos. No sé, ni tan siquiera, si ahora mismo está lloviendo o no. Lo único que puedo asegurar es que, a pesar de la incertidumbres, te amo como nunca creí que pudiera imaginar. Tu dulzura me llega a través de pequeños rayos de sol que se cuelan por los intersticios de la dura realidad que monotoniza el ambiente. Esas diminutas ranuras fantásticas la extienden sobre mi piel con el calor de cada rayo. Y, como en un cuento mágico, ya no estoy solo si no a tu lado. Brota una sonrisa placentera de mis labios arqueados por los miles de pensamientos amorosos que me envuelven, generando una alegría que se expande por el mundo, y se abre un canal invisible, de mi hacia ti, y, no importa dónde estés, a pesar de las incertidumbres, te siento a mi lado, siento tu contacto, tu presencia es tan fuerte que puedo besar tus labios. Y así estamos, a pesar de las incertidumbres, amándonos como nunca nadie se había amado.

viernes, 4 de febrero de 2022

Un sinvivir

Voy corriendo a mi infancia perdida. Surge pelo en el brillo de mi frente que ahora se difumina. Mis articulaciones recuperan elasticidad, mi cuerpo se estiliza. Los calcetines se alargan y los pantalones se achican. Los sueños se multiplican y las ilusiones desbordan mi dicha. Voy de charco en charco salpicando a la vida. El amor de las flores en mis pulmones anida. Todo es un juego, no hay instrucciones, y yo, en medio de la partida. A cada paso una aventura y en cada ocurrencia, una locura que, a veces, provocan risas y, otras, muchas heridas. De todo se aprende, me susurran almas amigas. Quiero ser ya mayor, sentencio con amargura. No tengas prisa, me dicen, que esto apenas dura. Doy media vuelta y echo a correr hacia la edad adulta. Surge el brillo en mi frente y las articulaciones se tornan duras. Las ilusiones se deshilachan y pierdo toda bravura. Apenas sueño, tan solo ronco, chasqueo la lengua y me siento tosco. Quiero correr y no puedo. Me miro al espejo y medito: dónde están los sueños, qué fue de aquel niño. Agarro un peine y me peino el brillo; qué locura, me digo, mientras sonrío y descubro al niño que va conmigo.