domingo, 29 de septiembre de 2019

Un mundo contigo

Sueño tan fuerte un mundo contigo que los abrazos que sueño protegen mi cuerpo, los besos que imagino se estampan por la piel llenándose de amor eterno, volando hacia ti, posándose en tu lindo cuerpo. Tu mirada profunda brilla y me sumerjo en ella y compruebo que es allí donde guardas todas mis sonrisas, y también mi llanto y mis cosas divertidas. Mis ensoñaciones son las nubes de ti, mi cielo. Será un mundo cálido donde nuestros sentimientos se fundan en una causa mutua. Abrazado a ti veré el cielo en tus ojos y galaxias enteras surgirán de la profundidad de tu mirada para decirme todas que sin ti no soy nada. Un mundo contigo y olvido el tiempo perdido, un mundo contigo y me retiro, sí, me retiro del aburrimiento, de la soledad y del olvido.

domingo, 12 de mayo de 2019

El recuerdo construido

Todos los días muere alguien. Famoso, cercano, importante de alguna manera en nuestras vidas. No queremos perderlo del todo y para eso tenemos el recuerdo. Pero en la vida de todos hay cosas que merecen ser olvidadas. Quédate con lo bueno, se dice como consuelo a los vivos que lloran al muerto. Y con los familiares y amigos normalmente se consigue. ¿Pero qué hacer con las personas famosas, importantes, que tomaron decisiones que disgustaron a muchos? ¿Qué hacer con esas decisiones vitales que después comprobamos que fueron grandes errores? Por convención hemos elegido alabar al muerto. Cuando alguien muere, todas las críticas, e incluso el olvido, se transforman en alabanzas. ¿Nos ayuda o conviene esta actitud? ¿Alabamos por egoísmo, para que hagan con nosotros lo mismo, por miedo quizá? La prueba del algodón en las alabanzas a los muertos siempre es el tiempo. Dejar que los días pasen y comprobar si las alabanzas, aún con el cuerpo caliente, permanecen o ya han desaparecido. Si muchos nos empeñamos en construir un recuerdo hermoso pero falso, pues omitimos los detalles escabrosos, el tiempo hará que ese recuerdo se diluya; a lo mejor el mal uso del recuerdo construido hará que perdure un adjetivo que defina al muerto aún vivo en un recuerdo diminuto, en una sola palabra, en un él era así, siempre alegre, en un recuerdo lleno de engaño que calma nuestro trastorno con la muerte, nuestro miedo a ser el muerto, a no vivir, a no ser ni siquiera recuerdo, falsa alabanza que se pierde por el sumidero de un tanatorio desierto. Pero hemos decidido construir el recuerdo, y si el material elegido no es cierto, el recuerdo construido se descompondrá como el muerto o más rápido. La mecha más corta para que prenda el olvido es la alabanza falaz, ese quedar bien que la mala educación nos ha embutido a todo sin ninguna razón. Ni la verdad verdadera ni la alabanza embustera nos dicen más que el silencio que el tiempo y su transcurso nos da. El recuerdo se crea solo. Si nosotros intervenimos ya no es recuerdo, es solo relato ficticio, es lo que pudo haber sido y no fue, es nuestro recuerdo construido.

sábado, 4 de mayo de 2019

Ver lo que existe en lo que no existe

Hace falta valor, tal vez también filosofía, esto implicaría voluntad de enfrentarse a lo desconocido, fuerza para asumir dudas y despejarlas o mantenerlas, descubrir la historia en el folio en blanco como se descubre la vida con los años. Alguien podrá decir que con imaginación basta, pero creo sinceramente que se equivocará. Ver lo que existe en lo que no existe no es solo imaginar, es también pensar, trascender, traspasar, es estar justo en el momento más inadecuado e inoportuno y sorprenderse con lo que no ve ninguno. Algunos podrán llamarlo locura, pero son los mismos que abogan exclusivamente por la imaginación. Pero para conseguir este milagro son necesarias ciertas confluencias, dosis de paciencia sazonadas con constancia, pensamientos entrelazados de recuerdos, imaginaciones plantadas en la realidad, esa loca abstracción que nos permite fusionarnos con la vida escondida en los recónditos instantes del tiempo. La sonrisa del solitario, la mirada perdida en un horizonte invisible, ese momento de placer generado en una profunda reflexión dominical, el baile espontáneo de una música soñada despierto.

domingo, 28 de abril de 2019

Suspiro cósmico

Que puedo ver en tus ojos cuando estás dormido. Esté o no esté a tu lado. Suspiro cósmico que también es mío. Siempre me veo en los otros, ellos son mi espejo. Te estás haciendo viejo, me dicen, y yo que contesto que siempre fui otro y que me estoy conociendo. Los otros, mi yo, y el alma una, como el mundo. Suspiro cósmico, caricia universal, beso estelar. Abrazando el cielo, te tengo. Y cuando te tengo entre los brazos puedo ver, sentir lo inmenso. Del cosmos a casa y del universo a tu piel no hay distancias. Me pierdo en un pensamiento, barajando recuerdos, revivo el instante del suspiro leve que se mezcló con mi aliento. Y ahora, ya crecido, es el suspiro cósmico que siento. Puedo sentirme entre tus brazos, y, de hecho, lo estoy haciendo. Veo el amor que se genera entre nuestras pieles, con su roce, y, aún separados, lo sigo viendo. Me acompaña con el viento. Las gotas de lluvia, tus besos. Y un suspiro cósmico viene a mi encuentro.

viernes, 26 de abril de 2019

Alguien llegó tarde a una cita con quien podría haber cambiado su vida

O, incluso también y, alguien se adelantó a una cita y se cruzó, sin querer, con quien a partir de ahora transformará su vida. Algunos de estos 'alguien' pertenecen al grupo de personas que aceptan creencias (como absolutamente ciertas), en sus vidas diarias, basándose únicamente en premisas probables. Parte de algunos de estos creyentes serían capaces de defender tales creencias con su vida. Ciertas personas mueren por creencias falsas. Nadie podrá ya cambiar la vida de estos fortuitos muertos, tanto si llegas tarde a la cita como si no. Ni siquiera adelantándote. Esos muertos, como muchos otros, solo podrán habitar, en todo caso, el recuerdo. Ese mismo recuerdo que hemos distorsionado a medida que transcurre el tiempo. Recuerdos de realidades que pasarán a ser ficciones reales o simples ficciones que, por repetidas, llamaremos recuerdos. Algunas personas que llegan tarde a sus citas tienen sus cabezas llenas de recuerdos ficticios.

miércoles, 24 de abril de 2019

Estoy en el instante

Donde las palabras buscan el roce de mi mano. Con los ojos cerrados, veo como se desvisten en mi pensamiento: frases tersas, vivas, recién hechas. Las escribo y puedo oírlas como parte de un encanto en el que me hallo sumido con los poros jadeando significados. Estoy en el instante que perdura, donde el mundo se detiene y la alegría agita el verbo: palabras desnudas que danzan en esta pista de papel por donde mi mano se desliza construyendo la caricia. Y ahora me doy cuenta, transitando el instante, que la vida, tenga o no sentido, es un misterio que su propia desnudez desvela. Y el mismo instante que me induce a rebelarme me sosiega.

domingo, 21 de abril de 2019

Arder con la lectura

Quemarse de conocimiento, hallar leyendo la rebelión que el corazón viene sintiendo desde siempre, pero que el embrujo diario difumina y, entonces, una frase, una palabra clave, y salta la chispa al girar la esquina en un pensamiento escondido que ahora se ilumina. Ese verso afilado que ahora empuñas es la espada que creará el camino a un destino incierto, sí, pero a un destino elegido. Donde versos, relatos, historias, ensayos construyen un mundo revolucionario, donde te descubres en el otro y derrites tu auto engaño, y el yo insípido que vive contigo se extingue porque leíste un diario, y ves en esas líneas, que ese ser extraordinario podrías ser tú, eres tú, pero lo habías olvidado. ¡Arder con la lectura y despertar ya, carajo!

domingo, 24 de marzo de 2019

El futuro

Dicen que todo será diferente allí, que los adelantos que tenemos ahora darán risa en el futuro. Pero teniendo la experiencia de venir del pasado y de estar viviendo ahora el futuro de entonces, no sé por qué insistimos siempre en engañarnos con el futuro. Los mayores dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor porque eran más jóvenes, pero cuando quieren darte lecciones aluden a las comodidades de ahora que no se tenían entonces; hay cierta contradicción. Parece ser que viviendo peor se aprende más, aunque en realidad deberíamos aprender a vivir con nuestro presente, con la tecnología, con la información. Pero aprender a vivir con la tecnología, por ejemplo, no significa vivir con el último aparato que te ofrece el mercado, sino que significa el cuestionarse si ese aparato aportará algo nuevo y recomendable a nuestras vidas o no, saber si tendremos que rechazarlo, no aceptarlo simplemente porque ganamos tiempo. Qué hacemos con el tiempo que ganamos, ¿invertir en otro aparato para ganar más tiempo? Aquí es donde entra la reflexión, tan desprestigiada últimamente porque parece una pérdida de tiempo, para hacer que el futuro sea mejor o, por lo menos, igual que el presente. En este fluir constante de la vida el futuro se construye mejorando el presente, no solo el mío particular sino el de todo y todos los que están a nuestro alcance. El futuro es común. Las individualidades deberían ser del pasado, aunque los últimos coletazos del capitalismo insisten en que no sea así. La vida compartida es el único porvenir. Conocimiento, diálogo, reflexión son términos que tienen que vulgarizarse por su uso continuado, y equiparse a comer o respirar. El futuro está a la vuelta de la esquina y no debe preocuparnos si nunca llegamos a esa esquina de forma individual sino colectiva, porque estamos en todos y en todo, incluso en ese futuro.

domingo, 10 de marzo de 2019

Ataraxia

Algo de felicidad rezuman mis poros cuando pongo música, coloco dos cojines, uno encima de otro, de forma que si los miras desde arriba puedes ver un solo cojín de ocho puntas, en la esquina de la cama donde, más tarde, pondré los pies. Y mi amigo perro, mi alma perro, sale de debajo de la cama, se da la vuelta, me mira y salta justo para hacerse un ovillo a mi lado. Con la mano izquierda le acaricio el lomo y él suspira. En breve instantes, nuestros suspiros, nuestra respiración, se sincronizan. Y no sé si es algo de felicidad o pura ataraxia.

sábado, 2 de marzo de 2019

Cuando vivo poesía

Versos que te acarician. Poemas que abren la puerta a recuerdos dormidos. Palabras que te acompañan y silencios que te besan el pensamiento. Atusándome el espíritu me encuentro cuando leo poesía, cuando vivo poesía. Camino por una selva de rimas y a mi paso salen especies salvajes de endecasílabos, metáforas terrestres y celestes, alegorías que acechan en la noche de los versos vivientes. Ya no tengo miedo pero no dejo de sorprenderme. Como los frutos de un soneto prohibido, me deleito libando de los libros en una zona pantanosa de diversos géneros. Ululan sinalefas nocturnas y el alma resquebrajada se recompone en un abrir y cerrar de versos. Esos versos que te acarician. Palabras que se estampan en la piel y calan hasta los huesos. Y silencios que hablan entre los versos.