domingo, 29 de mayo de 2016

El beso

El beso que no te pude dar, el beso olvidado, el beso de un muerto, el beso tímido, el beso dormido, el beso del arte que en silencio y desde el alma voy a darte. El beso lanzado al aire ciertos átomos transforma, el amor se reescribe en el cielo, sus esencias penetran en las nubes que se entrelazan como dos sensuales cuerpos que producen amor hasta de lo incierto. Las nubes crecen, los besos se multiplican como gotas y el beso que no te pude dar está a punto de llegar. El beso olvidado ha sido recobrado por un magnífico hado. El beso de un muerto revive, aparece de sus cenizas, más tierno, más dulce, envolviendo todas las pequeñas brisas. El beso tímido, el beso no pensado, el beso que he creado, todos salen ahora de las nubes, en esta mágica lluvia que el mundo había demandado. Tormenta veraniega de besos y a todos nos ha calado. Por fin la gente sonríe y se regalan abrazos. Tengo la piel caladita de los besos que nunca me diste, de los que pensaste y no pudiste. Voy chorreando tus besos, el mejor, el más largo, el más dulce, el beso recién hecho, tu beso mojado.

viernes, 20 de mayo de 2016

El hombre del gran amor

Tiene que venir de tu interior y está junto al niño que fuiste que mira atento un sumidero por donde se le escapó la ilusión. El hombre del gran amor tiene tu sonrisa en otro rostro y su mirada es la voz de tu corazón. Sin tú saberlo, ha estado siempre ahí, a tu lado, en esos días que pasaban como hojas en remolinos, rápidos, repitiéndose, sin apenas sentido, llenos, como quien dice, de mudo vacío. Y un día, un chasquido del destino pone las cosas en su sitio. Unos ojos sonríen con tus labios, un sueño se ha hecho carne y está hablando a tu lado. Sabes que siempre ha estado ahí; te agachas, miras al suelo, sonríes y ves el sumidero brillando. En un charco que no existe estás tú de niño chapoteando, saltando, dando vueltas, cantando un estribillo que repites hipnotizado: el hombre del gran amor seré tarde o temprano.

jueves, 5 de mayo de 2016

Y qué más da si somos máquinas

Cuál es la diferencia entre chatarra de carne y persona humana. ¿Y la primera máquina con obsolescencia programada? Somos nosotros, qué curioso. Hemos barnizado el egoísmo de sentimiento creyendo cambiar las cosas. El propio sentimiento (senti-miento) ya nos auguraba desde su comienzo el actual síndrome del auto engaño. Siempre hemos querido marcar la diferencia ante el resto de máquinas con palabrería como humanidad, amor, alma, más allá, divinidad... y no somos más que máquinas de sangre y huesos. Máquinas que adoran el sexo, pero que pierden más tiempo hablando de él que practicándolo. Máquinas conectadas a través de maquinas en el único mundo real, el virtual, el aparente. Máquinas empaquetadas a la moda que necesitan una recarga casi constante de líquido, alimento y sol. Máquinas que hablan y hablan sin decir nada. Máquinas que se preocupan de chorradas y que hablan de otras máquinas, y sueñan que son otras máquinas más sofisticadas, máquinas que ya no tienen que hacer nada, máquinas que se empolvan queriendo y sin querer, máquinas que sueñan polvos y sueños que hacen polvo a las máquinas. Máquinas de sangre y huesos, eso somos. Solo eso.