Me transformo

En ti, sí, en ti me transformo, porque te amo tanto que, absorbido por el amor, soy ahora tú. La contemplación ha adquirido tintes de novela fantástica, y cuando te veo, me veo. Y si te amo, me amo. Te observo y eres mi espejo sentimental porque a mí me veo; y te abrazo para sentirme, y en tus besos mi palpitar tiene tu eco, mis caricias son con tu mano, tu tacto me informa de nuestro mundo espectacular, y mientras caminas con mis pies yo siento con tu corazón. Y ahora te entiendo tan bien, tan perfectamente, que soy tú. En ti me transformo para amarte de la mejor manera posible. Para recobrar tus sueños de niño y vivirlos contigo. Y en este juego de identidades el amor nos confunde a la par que nos une. Y canto todas tus canciones sin necesidad de haberlas aprendido, con tu ropa vestido continuo escribiendo que en ti me transformo para estar contigo y, como ya soy tú, el espejo me dice con tu voz: bienvenido.

Paisaje delicioso

Que descubro a diario en mi cotidiano camino. La maravilla siempre viva solo está disponible para unos pocos. Ojos que ven bonitos cuadros en un charco de agua sucia repleto de colillas, siluetas de sombras en el asfalto pisoteado con prisa, melodías en los ruidos de la ciudad despierta, cantos en sus rugidos: paisaje delicioso que, aposentado en la rutina, para mí brillas. Y los dedos de mis pies se mueven al ritmo de la vida, al ritmo de la maravilla bailada. Se contonea levemente mi cintura y ascienden alegres de mis labios sus comisuras. Y el paisaje delicioso en un hermoso abrazo me envuelve, y mis ojos ven lo que mi corazón siente, y mi corazón siente lo que la vida tiene de asombro, de sorpresa, de mágica alegría impresa en cada uno de sus contornos. Y disfruto de la belleza que se hace invisible a todo aquel que fomenta su vileza.

Desnudando el alma

La despojo de toda tela aparente, del lujo innecesario del qué dirán o pensarán, de la bisutería del comentario superfluo con lacados brillos de importancia y de la cosmética social imperante e inoperante. Dispuesto a zambullirme en un mar de ataraxia, donde pasado y futuro se concentran en la espuma de las olas y se diluyen en pequeñas burbujas que estallan dejándome con el disfrute presente. Mi alma desnuda y serena sonríe mientras nada. Nada. La meta es el ahora. El alma ya no espera ni tampoco añora. Nada.

El cielo del interior

Es por el que yo vuelo. La constelación de tu corazón, por la que me muevo. Y observo las estrellas que dibujan tus labios y voy a por ellas en la nave del amor con la única misión del beso salvador. Esa misión interestelar nos hará fructificar. Y esa estrella fugaz que es mi caricia con nuestro amor será pertinaz. En el cielo del interior hay un sol hecho de tus sonrisas que me ilumina, me reconforta y galvaniza mi espíritu. Las nubes me recuerdan lo mullido de tus abrazos, y me agarro a una y llueven tus besos sobre mí mientras todo lo malo se diluye. En el cielo del interior pienso mejor, siento tu amor y todo es frescor. Y no pasan aviones, solo ilusiones que, germinando en nuestros corazones, acabarán siendo las verdades de nuestra futura realidad o, si lo prefieres, la realidad de nuestras profundas verdades. El cielo del interior es el que observo, y tu eres el único astro por el que me guío, y nuestro amor es el motor, la vida, el brío.