martes, 31 de julio de 2018

La vida, y no te das cuenta

Puede que ahora, te digas en un futuro al contemplar esa foto que, por azar o por una simple limpieza de tu ordenador, te lleva hasta un recuerdo que creías borrado, y no sabes si ha aparecido primero esa ligera sonrisa o la lágrima que la humedece, sepa lo que es el arrepentimiento. O puede tal vez que nunca te des cuenta de nada y sigas saltando de mirada en mirada, buscando incansable lo que siempre rechazas, soñando con antojos que abarrotan la nada; si llegaste a la foto, no sé ya si en un futuro, lánzala a la basura, no pienses, sigue soltando tus hueras carcajadas donde los nervios se disparan.

Todavía queda algo que dar

No será a ti que huyes de mí como si fuera un incendio, que desconoces mi nombre pero buscaste mi sexo. Sí, todavía me queda algo que dar, pienso, y después de un rato pensando, he pensado que me queda creación por dar, me queda mucho amor, me queda imaginación, mucha además, porque todos los días crece. Me quedan pensamientos, unos por perfeccionar y otros por nacer. Me queda tiempo, no sé cuánto, pero seguro que parte de ese tiempo podré pasarlo contigo, o a lo mejor todo; tendré que pensarlo. Imagino que sí, que todo mi tiempo es tuyo, incluso imagino que el tiempo no existe y, la verdad, que estando contigo no me hace falta tiempo, ni siquiera espacio, estando contigo pienso que nos estamos fusionando, y es entonces cuando pienso que ya no tengo nada que dar, pues ya no soy yo, somos nosotros, nosotros en plena fusión, un nuevo ser de doble corazón, un ya no sé qué soy pero me da lo mismo de lo bien que estoy.

viernes, 20 de julio de 2018

El descubrimiento

Me veo desbordado por acontecimientos inefables que andan a mi alrededor en todos los sentidos. De alguna manera que no entiendo pierdo el conocimiento aunque sigo estando consciente, con los ojos abiertos pero la mirada perdida. Tal vez solo haya perdido parte del conocimiento porque percibo un atisbo de respuesta acercándose, puedo olerla. Y esos pequeños detalles que conseguían dibujar media sonrisa en mi rostro de estatua internáutica se llenan de importancia, y un cartel de luces fosforescentes parpadea en mi mente como en la entrada de un club nocturno, y en ese texto que va y viene, que te grita en silencio con su luz chillona, puede leerse: esto es ser feliz.