Algo me llega al corazón

Está transformando mi vida. No sólo es amor, también es alegría. Y un deseo que revolotea, que saca chispas de mi piel y enciende mi mirada. Algo llega a mi corazón que hace temblar a mi alma. Siento un pequeño escalofrío, desde la cabeza al ombligo, baila esta corriente interna, como si tú estuvieras bailando conmigo. Las yemas de tus dedos recorren mi piel y ya solo puedo sentirme bien. Déjome seducir por tu suave caricia, cierro los ojos, noto una pequeña brisa cerca de la boca y ahora, tus labios humedecidos, se frotan con los míos. Nuestras lenguas bailan y el placer se intensifica. Mis manos recorren tu espalda. Algo me llega al corazón, algo palpita con amor, nuestras respiraciones se mezclan formando una esencia de amor. El calor de nuestros cuerpos se torna perfecto, y se funden y se confunden, y se unen y se fusionan, generando esta increíble emoción compartida que da sentido a nuestras vidas. Tu rostro en mi pecho acaricio, mientras te susurro algo lindo al oído se va generando en ti una bella sonrisa que recorro con mis dedos para grabarla en mi cerebro. Algo llega a mi corazón que se expande al exterior. Eres tú mi amor.

Todo lo encontré en ti

No presté la atención requerida la primera vez que te vi. Algo me decía que mi conocimiento debía profundizar en tu persona. Tu físico me llamó la atención, no voy a negarlo. Había cierto brilo en tu mirada que parecía decirme algo. Pequeños detalles de tu cuerpo me susurraban cosas que no podia descifrar con nitidez. La segunda vez que te vi fue mi corazón el primero en alegrarse y lo percibí como una señal. Tus curvas corporales empezaron a seducirme lentamente. Tu mirada me hipnotizaba generando sentimientos plenos de la nada. Después fue tu sonrisa la que me insinuaba, la que, con el tiempo, me decía claramente, quiéreme, amame; y le hice caso. La ternura de tus gestos, la calidez de tus palabras, tu maravillosa desnudez que siempre me excitaba, me excita y me excitará. Cada uno de tus poros es hermoso y entre ellos la belleza también habita y mi corazón por ella palpita. Muy pronto habitarías también mis sueños. Tu cuerpo se hizo protagonista de mi mundo onírico. Tu voz me acaricia no solo al oírla, también al pensarla. Nos imagino amándonos, nos sueño y, por supuesto, también lo vivo, con una intensidad tan grande como lo real. Todo lo encontré en ti, la amistad, el amor, la alegría, el placer, la calma, la dicha, el silencio que habla y el abrazo que da vida. Mi universo soñado eres tú pues todo lo encontré en ti.

El secreto dentro de mí

Guardo un secreto que es un amor. Ese es siempre el mejor secreto. Lo guardo dentro de mi corazón. Así puedo sentirlo cuando respiro, cuando camino, cuando pienso, cuando sueño, cuando busco mi destino. ¿Pero no será ese secreto mi destino? Los secretos se guardan para siempre o dejan de ser secretos. Por eso la frase "te voy a contar un secreto" no tiene sentido. Pero en este caso en que el secreto es un amor, tal vez pudiera ser que, algún día, dejara de ser secreto, pero el amor perduraría, sería un amor a viva voz, un amor cantado, declarado, pero todavía seguiría guardado en mi corazón. Habitando también mi pensamiento y mi imaginación, este secreto, que es un amor, en volandas me lleva de flor en flor. Me hace saltar de poema a poema, nadar en sonrisas, viajar por las nubes, sentirlo en todas las brisas pues son también sus caricias. Guardo un secreto que es un amor y crece en mi interior. Es difícil ocultarlo pues mis poros lo están supurando. Se encuentra también en mis palabras y en mis pasos cuando ando. Soy el envoltorio del secreto y me siento satisfecho porque cobijo el amor que siento, y eso es un hecho. Sé que, en alguna parte, alguien me guarda como un secreto. Tal vez sea la mejor forma del amor, la protección de tu secreto, la fidelidad a tu amor.

El amor es el oráculo

Y por eso busco mis respuestas en él. Siempre hay que preguntar al amor. ¿Sentimos el suficiente? ¿Damos todo el amor que podemos dar? ¿Podríamos amar más de lo que amamos? ¿Debemos amar lo que hacemos? Estas son las preguntas que lleve hoy a mi oráculo particular. Siempre podemos sentir más amor, demostrarlo más y mejor, intentar ser ejemplo para los de nuestro alrededor e incluso para nosotros mismos. También creo que podríamos dar más amor del que damos, en nuestra vida cotitiana, en los pequeños detalles, escuchando y sonriendo a desconocidos y cultivando a nuestras amistades. Y si fuéramos capaces de amar lo que hacemos, de insuflar amor a todas nuestras actividades, escribir con amor, hacer la comida con amor, cualquier pequeña acción hecha con el corazón, con el alma y el espíritu. El oráculo del amor, que siempre va conmigo, es lo que me ha dicho. Si soy capaz de cumplir sus palabras, de cocinar con ternura, de escribir con cariño, de vivir como un niño, de amarte a cada instante, mucho más que antes, de quererte, estés dónde estés, de soñarte, el oráculo me ha dicho que sentiré el suficiente amor para poder dar todo lo que pueda y más de lo que estoy amando. No hay otro oráculo que valga la pena porque el amor es la dicha plena, el motor de la vida y de todas mis alegrías.

Juntos

Están ya nuestros espíritus y, a pesar de la distancia, nuestras almas se funden a diario, simulando ser dos cuerpos que se están amando. Cuando acaricio mi pecho siento tu piel en mi mano. Y si en una foto veo tu sonrisa la alegría me invade para todo el día. Juntos nos sueño y juntos nos siento. No sé qué tiene el amor que todos mis miedos se disolvieron cuando supe que eres lo que más quiero. No tengo ansias ni deseos precipitados, sólo tengo el amor que tú me has generado. Ha aparecido en mí como una piedra preciosa en una roca, incrustado. Y este amor ya nadie puede llevárselo, no se puede disolver, solo crecer a diario. Juntos, el amor que te tengo y yo vamos a tu encuentro. La alegría de soñarte es mi estandarte, e imagino y pienso, constantemente, solo en amarte. Voy asimilando tus gestos, conociendo tus actos, disfrutando de tu conversacion y también de tus silencios. Junto a ti camino por el mundo, por la vida, por todos y cada uno de los segundos. Y lo poco que veo del futuro es a tu lado, seguro. Porque en el presente que vivo cualquier cosa me hace estar contigo, en todo te veo a ti, las alegrías tienen tu rostro, los bellos paisajes, tu sonrisa. Y si disfruto de la música es porque las notas forman tu cuerpo que me abraza y a mi lado baila, y tus brazos me acompañan en esta danza imaginaria. Y en el silencio de la noche, cuando reposo en la cama, tu aliento está junto al mío, tu mano en mi corazón y nuestras piernas entrelazadas. Ya puedo dormir tranquilo, porque desde que te amo estamos siempre juntos.

Quisiera el cielo

Y flotar en una nube donde poder amarte. ¿Pero qué es amarte? Sueño maravillas y la alegría de soñarte me dice que este amarte es en realidad estar cerca de ti, formar parte de tu vida cotidiana: doblar tu ropa, hacer tu cama, tomar café juntos y mirar por la ventana. Estar en silencio a tu lado, observándote mientras duermes, cautivándome con tu ternura, llenándote de caricias con la mirada, disfrutando del paisaje de tu desnudez, de tu respiración pausada, esperando a que tus ojos se abran, recibirte del sueño con una sonrisa, un beso, una caricia y abrazarte el alma. Amarte es pasear a tu vera, esperar tu llegada y sentir que el mundo sin tu presencia no vale nada. Amarte es llenar mi memoria con recuerdos de tu existencia, con tus sonrisas, con tus pícaras miradas y tus carcajadas, con las lágrimas compartidas en el cine mientras nuestras manos se entrelazaban buscando la seguridad del amor que a nuestros corazones calmaba. Esa emoción compartida cauterizó nuestra herida y nuestro amor se expandía mientras la vida pasaba. Y yo sólo pensaba en amarte porque amarte era todo lo que podía darte.

Triunfas sobre mis miedos

Te conocí y dudaba. Primero unos borbotones de deseos repicaban en mi corazón, en mi piel repercutían las chispas de esta ansía electrificada que me invadía al imaginarme zambullido en tu vida. Tu cuerpo se aposentó en mis sueños, generando vivas imaginaciones y suculentas fantasías, pero algo me decía que todo esto desaparecería, que volvería a ser el mismo de siempre estancado en la rutina. Y, como si fueran hijos pequeños, mis miedos fueron creciendo rápidamente, dando un estirón inhóspito y alimentando de fracaso a mis dudas. Pero, a la vez, el amor brotaba desde mis entrañas y desde las tuyas. Cada día los gestos eran más evidentes y tu existencia sólo me proporcionaba alegrías. Y entonces me percate de que triunfas sobre mis miedos, construyes mis alas sin saberlo y alzo el vuelo todas las noches cuando duermo, salgo disparado y aparezco a tu lado. Y paso la vida soñando contigo, amándote, ombligo con ombligo. Y los miedos desaparecen porque te siento siempre conmigo. Y este amor de nebulosa, amor color de rosa, pero amor a fin de cuentas, es el que mi vida sustenta y mi esperanza alimenta. Y ya sin miedo te digo que pronto estaré contigo.

Te reconozco

La primera vez que te vi te reconocí, lo reconozco. Sé que es mucho reconocimiento, pero el amor es así. Vi tu cara y me dije, sí, aquí hay amor, y me está esperando a mí. Mi corazón me lo confirmó y las palabras vinieron a mí, llenas de amor, para que te las fuera diciendo una a una. Cada palabra era como un pequeño paquete, como una paloma que vuela hasta donde estás tú y aletea a tu lado espolvoreando todo mi amor y lanzándolo sobre ti. Por eso sé que sientes cada una de mis palabras, porque van rellenas y barnizadas con mi amor. Ahora veo tu cuerpo y puedo reconocer cada uno de tus poros, porque los he soñado, los he imaginado tantas veces, están en mi pensamiento flotando en una nube mágica y en mi corazón, haciéndome sentirte todos los días. Te reconozco en mi cama, en mi vida, te reconozco en todas y cada una de mis alegrías. Es el poder del amor que hace que todo en mi vida sea mejor. No importa la realidad, ni el día a día, sólo importa que te reconozco, que reconozco mi amor hacia ti, que reconozco tu amor. Que te amo. Y lo reconozco. Reconozco el amor a simple vista y luego me lanzo y me zambullo, quiero conocerte después de reconocerte, para sentirte más de lo que ya te siento, y amarte con mis labios y con mis dedos, reconocer tu cuerpo con besos y caricias y también conocerlo con ellas, conocer tu amor y reconocerlo.

Felizmente agotados

Nos imagino. Abrazados y desnudos en la cama, sonriendo junto a unas pequeñas caricias, con mi cara en tu pecho, oyendo la música de tus latidos, y tu brazo rodeándome y llevándome hacia ti, con algunos besos esporádicos mientras intentamos recuperar la respiración que teníamos antes de estar felizmente agotados. No hacen falta las palabras, nos comunicamos con dulces miradas, llenas de un brillo que deja entrever nuestras almas, con pequeñas caricias hechas por un solo dedo, o tal vez dos, frotando suavemente la piel del otro, con un vaivén repetitivo que recuerda un limpiaparabrisas de un coche en miniatura. Si existe el paraíso debe ser algo parecido a esto. De pronto, uno de los dos consigue articular unas palabras, tan sólo dos, 'te amo', y el otro contesta 'y yo a ti', y nos dormimos como si fuéramos un solo cuerpo, felizmente agotados.

En la más íntima soledad

Pienso en mis intenciones, lleno de dudas, sumido en un fracaso que no me suelta pero del que aprendo. Casi puedo decir que es un fracaso perfecto. Es como los conocimientos que te reporta el enemigo, la gente que te odia y no te quiere, la que solo piensa en el fastido del otro. Uno, a veces, aprende más de lo negativo. Cuando sabes qué piensa el odiador, siempre aciertas al pensar distinto. Y es un pequeño éxito que hace que mi fracaso se perfeccione, que sea más lindo. Y en la soledad más íntima crece mi amor, aunque nadie más se dé cuenta, aunque mis dedos no puedan rozar la piel ansiada, deseada, querida, pero mi mente ya lo ha hecho, mi imaginación lo hace y ocurre en todas mis diarias fantasías. También en mis sueños, con nocturnidad y mucha alegría. En la más íntima soledad no puedo explicar por qué pero te siento tan cerca, te llevo tan adentro que cuando suspiro por ti noto tu aliento. Abrazado a la almohada me duermo cuando adquiere tu rostro y tu hermosa sonrisa se acerca a la mía, se crea un beso que es una sinfonía, danzan nuestros cuerpos en el amor y en la armonía, se oyen cantos en la lejanía, son nuestros jadeos que se acercan, generando el placer de nuestras vidas. Y esta íntima soledad que ahora es grata compañía pues mi cuerpo desnudo está junto al tuyo y entrelazados somos uno.

Ser agradecido

Entre las muchas cosas buenas que me enseñó mi madre, ser agradecido es una de ellas. Puede que la gratitud ya viniera en mi instintivamente, que la trajera de otra vida, pero el buen ejemplo de mi madre hizo que se acentuara. Cuando voy a otra ciudad, si alguien me presta atención ya me siento agradecido y, si me da conversación, lo considero un amigo. Las personas que me leen me proporcionan felicidad en pequeñas dosis y si repiten son acompañantes en este camino de la vida, a los que uno debe de dar la mano, sonreír con su llegada, abrazar con la mirada, besar con el alma. Por eso cuando veo la foto de un amigo feliz, alegre, sonriendo, creo que estoy compartiendo su dicha, porque su felicidad me alegra el día, la vida. Ser agradecido, en definitiva, es volver a ser un niño, disfrutar en el juego, compartir aventuras, mezclar energías y desgaste físico, ser creativos, disfrutar de la imaginación en compañía y también de silencios meditativos. Ser agradecido es vivir cooperando, incluso en la soledad diaria, tener el pensamiento en otras vidas y poder sentir las alegrías del amigo como mías. Ser agradecido es hablar y que te escuchen y que te hablen y estar atento a esas palabras. Es saber ofrecer la caricia necesaria, es el beso oportuno, el abrazo idóneo. Ser agradecido es un poquito más que estar bendecido.

Sintiendo tu presencia

Atento a ella. Voy caminando por la vida como si tú fueras el planeta que habito. Te pienso, sigo tus movimientos y también los imagino. Atento a tu existencia, te respiro, te huelo y te palpito. Estás en mi corazón y también en mi espíritu. Danzo alegre sintiendo tu presencia, amando tu existencia, creando una nueva ciencia de abrazos, besos, caricias, suspiros y gemidos. Si canto, te canto; si escribo, te escribo. En todas mis acciones tu amor me acompaña, me siento contigo, te siento presente, te siento conmigo. No camino nunca solo pues tu presencia me ronda, tu amor me envuelve, tu existencia me reconforta. Y en esta soledad que es compañía disfruto todos los días, pues atento a ti me encuentro en cada uno de los momentos que me regala la vida. Salgo a tu encuentro contento y en cualquier rostro te veo. Y si huelo una flor, eres tú, mi amor. En todo lo mejor del mundo encuentro tu toque profundo. Y si contemplo un bello paisaje veo tu linda mirada que hacia mí viene volando, y una ligera brisa hace brotar mi sonrisa pues siento en mi piel tus caricias que generan mis albricias y mi corazón se enternece al ver mi amor que hacia ti crece.

Bienvenido al imperio de la caricia

Casi sin darte cuenta irán aterrizando en tu cuerpo millones de caricias. Al principio con la ligera intensidad de una pluma, notarás levemente las yemas de mis dedos deslizándose sobre tu piel como una pequeña brisa que empieza a andar en una tarde tranquila. Todo tú serás acariciado, será un acto de amor pleno. Tus pelos se erizan con el roce gozoso y placentero. No podrás evitar un pequeño movimiento cimbreante y se escaparán gemidos cortos junto a respiraciones intensas y alargadas. Mojaré dos dedos con mi lengua y frotaré con dulzura tus pezones hermosos. Mis labios rozarán los tuyos y descenderán a tu cuello. Besaré tu pecho y lameré tus pezones con esmero mientras mis manos estarán hablando con tus nalgas, tus muslos, tus ingles. La electricidad amorosa correrá por todo tu cuerpo, caliente, solícito, predispuesto. Acariciaré tus curvas sin prisa, sin tiempo. Buscaré con mis dedos tus zonas de máximo placer y haré que nuestro amor se expanda, que gimamos al unísono, que seamos, tú y yo, un único universo, un todo, de amor y cariño, un particular imperio de los sentidos hecho de caricias y de mimos.

Hoy he descubierto

Que formo parte del estado amoroso. Soy un trozo de amor que pulula por el mundo buscando acoplamiento, generar y expandir el amor a través de actos creadores. Soy la esencia, el motor, la especia, la guinda, la flor, soy quien te acompaña a la vez que busco tu compañía, soy quien te escucha y te mira cuando hablas a solas en la oscuridad de tu vida. Soy una parte de tu sueño que, a la vez, te sueña y, así, somos un sueño encadenado, una futura realidad vivida. Soy tu deseo y tú, mi alegría. Me conformo con tu felicidad porque sé que también es mía. Si tu boca sonríe mi corazón palpita. Y en tu mirada me zambullo, voy nadando directo al corazón, sí, al tuyo, quiero susurrarte mi amor y salir al exterior por tus poros, dándote una caricia total, sin tiempo, porque, tal vez, se trate de la caricia eterna. Hoy he descubierto que soy un trozo de amor que, a tu lado, me hago mejor, que me expando e intensifico, que me vuelvo a hacer niño en tu juego y que busco las cosquillas en tu ombligo. Hoy he descubierto que todo es mejor contigo.

Condiciones para mi alegría

Pensarte, tenerte siempre en mi pensamiento. Llevarte en el corazón, sentir tu presencia en mi interior, notar el bamboleo de tu espíritu cada vez que te pienso. Soñarte, vestido, desnudo, de todas las formas placenteras y felices imaginables. Imaginarte, hacer de ti un arte que me envuelve, que me apasiona, que me deleita, que me acompaña a todas horas. No son muchas las condiciones que precisa mi alegría para aparecer en mi vida y, si me fijo bien, se resumen en una: tú. Tu existencia, la aparición de ella en mi vida, el renacer del amor en todo su esplendor. Por eso colecciono tus sonrisas, todos tus actos tiernos, tu dulce imagen, la asombrosa forma de tu cuerpo, la maravilla de todos tus movimientos, tus deliciosos silencios con esas miradas que descubren en mi interior todo el amor que tengo para ti. La condición por excelencia para mi alegría es amarte, amarte siempre.

Compromiso total

Como soy libre debo elegir. Y sí, elijo el amor. No somos hojas secas que se las lleva la corriente de un río o, por lo menos, no deberíamos serlo, somos seres vivos que deben comprometerse con la vida. Y la vida es aquí y ahora, no es una eternidad desconocida, ni debemos supeditar la vida a esa supuesta eternidad. Lo eterno es invisible ahora y sólo se alcanza mediante el amor. Porque el amor es más fuerte que la muerte, por tanto, es lo único eterno en nosotros. Si no amamos estamos desperdiciando la vida. De ahí mi compromiso total de elegir el amor. La única forma de comenzar el compromiso es amar. Huir del silencio cómplice, de la indiferencia aletargadora, de los múltiples deseos materiales que se mueren al instante de alcanzarlos pero que también se multiplican como un castigo interminable. Mi compromiso total incluye sonreír a diario, estar atento a los pequeños detalles, a esos huecos donde puedo depositar pequeñas partes de mi amor, con mis palabras, con mis actos, con mis gestos, con mis pensamientos, haciendo un mundo mejor. He llegado a percibir tu cariño en la brisa, a descubrir tu amor en las nubes, a oír tu voz en el susurro del viento, a sentir tu caricia en el rayo de sol que recorre mi piel, a conversar contigo en los sueños después de actos de amor intensos. Puedo olerte en una for, verte en la mirada del animal agradecido que busca mi caricia. Este compromiso lo abarca todo y el amor, que es su motor, me hace sentir tu presencia a cada instante y sé que mi eternidad ya ha comenzado. Y que va a ser a tu lado.

Sintonizando con la realidad

Me doy cuenta de la increíble necesidad de la fantasía, de la gran labor que hace la imaginación en nuestras vidas. Sintonizando con la realidad aparece la guerra, el genocidio, el odio y parece que no hay sitio para la alegría. Salgo a la calle a dar un paseo y veo a las nubes dibujando en el lienzo natural del cielo. Hago fotos a las flores y creo ramos visuales. Respiro un aire que me insufla vida, cargado de aromas, un festival de fragancias que recarga mis pilas. Veo a personas haciendo deporte, paseando, riendo, niños jugando. Sintonizando con la realidad a veces creo estar en un oasis, habitando un planeta distinto, conversando con los libros, escuchando músicas de otras épocas que parece de ahora mismo. Dejando que los recuerdos me visiten, dialogando con los muertos, energizando el espíritu. ¿Por qué hacemos lo que hacemos, por qué repetimos siempre lo mismo? Sintonizando con la realidad veo siempre los mismos errores que nunca son corregidos. Quiero que las cosas cambien, estar a tu lado, que el mundo recapacite, que nos demos cuenta que el amor es lo único importante. Y para contribuir a este cambio, a esta pequeña catarsis, contribuyo con mis pequeños instantes de amor y puede que, aunque sean solo imaginados, lleguen un día a buen puerto, y, cuando esté sintonizando la realidad, perciba que todos somos amados.

Busco en el detalle

Las sensaciones que me aportan el amor que alegra mi existencia. Veo tu torso desnudo que me atrae, las curvas de tu cuerpo se dibujan en mi mente y, con la imaginación, genero las caricias que se deslizan por el territorio de tu piel. Mis dedos recorren todas tus partes como si te estuviera leyendo con el tacto, noto tus vibraciones, tus pelos se erizan con mi contacto, tus poros abren sus puertas para recibir mis caricias con mayor intensidad. Un ritmo de jadeos y gemidos al que se une una melodía de suspiros y respiraciones apasionadas. Paso mis yemas por tus pezones, siento la erección de cada uno de ellos en mis dedos; los beso, los lamo, los amo. La maravilla de tu cuerpo es interminable. Tu sonrisa me reconforta, me alegra el corazón y mis labios se arquean pensando en el beso que te daré para adornar tu bella sonrisa. Me veo en tu mirada y pienso que muchos de mis pensamientos son idénticos a los tuyos. Tus orejas me piden susurros y besos. Busco en tu cuello la puerta del placer y, justo ahí, encuentro el interruptor de tu gemido más bello y presiono con mis labios mientras escucho atento. Sin parar de acariciarte te observo, escucho a tu cuerpo, hablo con tus labios en el idioma de los besos y escribo un poema de amor con ellos en tu cuerpo. Busco en el detalle de tu ombligo el centro de mi universo. Me aposento en tu cuerpo como en un templo, disfrutando de lo que veo toco y siento, percibiendo a tu espíritu como busca el contacto de mi yo más interno. Busco en el detalle nuestro amor eterno.

Casa

Hay muchas formas de entender el concepto de casa. De niño, cuando jugábamos a ciertos juegos, casa estaba considerado como protección, un escudo invisible que te protegía de todo lo malo que pudiera pasarte en el juego. Casa también es donde vives, donde transcurre tu día a día, la vida con tu familia, el crecimiento. Ya de adulto, la casa se puede transformar en donde guardas las cosas, donde comes y duermes habitualmente, aunque mucha parte de tu vida está fuera de ella. Pero si recapacitas, casa no es sólo un lugar físico y, por otro lado, no todas las casas que habitas terminan siendo hogar. Para mi, casa, ahora, en estos momentos de mi vida, es algo que está en muchas partes. Mi casa eres tú, mis amigos, todas las personas a las que amo. Mi casa está en el corazón y, cuando miro dentro de él, te veo a ti, veo sonrisas, muestras de cariño, todas las habitaciones pintadas de amor. Por eso cuando viajo y veo a un amigo, solo tengo que mirarlo a los ojos para estar en casa. Su mirada me protege y un halo de amor me envuelve estando en su compañía, del cual no voy a poder desprenderme nunca, va a viajar siempre conmigo, vaya donde vaya. Cada amigo es una habitación, y tengo habitaciones en Ponce, Buenos Aires, Granada, Curitiba, en multitud de sitios, y todas esas habitaciones que son amigos también están en mi corazón. Casa es un concepto que se expande, es mi universo particular, es la amistad, es el amor, es lo mejor.

Vivirte a cada instante

Aunque no estés a mi alcance puedo pensarte y también soñarte. Ver tu sonrisa genera en mí momentos de alegría. Ver tus fotos y tus vídeos, sentirte vivo y cercano, pero también imaginado y soñado. En los momentos más maravillosos del día estás siempre presente. Si al cocinar consigo hacer una buena comida pienso si te gustaría, te imagino comiendo conmigo, degustando un postre a medias, haciendo la siesta, remoloneando en la cama, hechos un ovillo, unidos por besos y caricias, paseando por el parque, sonriendo en un banco, descubriendo una flor, un detalle, lo que sea pero a tu lado. Haciendo deporte, chapoteando en la piscina o en el mar, haciéndote cosquillas, oyendo tus carcajadas... Todos los instantes están llenos de ti y también la memoria con todos los recuerdos que he generado. Vivirte a cada instante es el triunfo a la distancia, pues si te pienso nuestras manos se alcanzan, nuestros cuerpos se abrazan, nuestras bocas se besan. Amándonos se pasa la vida y esta leve brisa me trae tus gemidos, tus susurros, tus cálidos silencios llenos de ternura. Mi cara en tu pecho, tu mano acariciándome, la paz del entorno y esta calma amorosa que en mi corazón reposa es el instante perfecto que vivo contigo, a cada momento, todo el rato, desde la cabeza a los pies pasando por el ombligo. Vivirte a cada instante es el sentido.

Piénsalo bien

Si la vida es un viaje entonces no existe la muerte. Sólo vuelves, tal vez, al sitio de donde habías venido. Algunos dicen que no hay nada después de esa muerte inexistente, no hay más allá, pero la nada no existe, hasta el vacío, según los científicos, está lleno de cosas. Piénsalo bien, siempre que decimos no pasa nada, en realidad, están pasando cosas, se dice por educación, por no desvelar nuestros sentimientos, por no echar leña al fuego a lo mejor. Estos conceptos muchas veces se nos van de las manos, son demasiado grandes para la gente común. Por eso nadie quiere hablar de la muerte, da miedo, suena a aniquilación, a zona devastada, pero se trata sólo de un retorno, de una vuelta a los orígenes o de continuar en otro estado. A pesar de todas las molestias que nos causa, nos acostumbramos al cuerpo y a sus padecimientos, y, sobre todo, a sus placeres que, con el tiempo, la mayoría de ellos, solo habitaran en la memoria. Nos agarramos a la vida, como el niño en la playa a la sombrilla porque no quiere volver a casa. Algo nos une a ella, pero ese cordón umbilical invisible acabará rompiéndose, se terminará el viaje, y apareceremos en otro sitio, estaremos de vuelta, recordándolo o no, no puedo asegurar nada, tengo mis dudas, sólo sé que llegaremos allí con un tesoro: todo el amor que hayamos acumulado aquí. Ese será nuestro único equipaje, nuestra carta de presentación, en el supuesto más allá, en el retorno a casa, en nuestra vuelta de este viaje vital. Piénsalo bien.

Sabiduría

Dicen que ser sabio es aceptar la vida y amarla tal como es. Debemos de huir de un deseo constante de lo que no se tiene y disfrutar de lo que se tiene. Por eso amo a mis amigos. Porque los tengo, aunque sea en la distancia, y disfruto de ese amor porque están en mi corazón. Disfruto de lo que ya tengo que es su amistad. El futuro puede que me dé su compañía pero eso ya se verá. Me alegro de poseer ese amor, esa amistad, esa alegría. Si las personas que amo son felices, yo también. En esta soledad que habito donde todo es compañía, una foto, un libro, un saludo, un recuerdo, una conversación en la distancia a través de un teclado y una pantalla, pero con todo el amor del mundo en plena efervescencia, en cada palabra dicha. Siempre he dicho que la fuerza de las palabras está en el amor que contienen. Puedes mandar un mensaje a miles de kilómetros y que el receptor lo reciba como un susurro en su oído, que note el calor de tu aliento en su cercanía, que sienta mis brazos que le estrechan en un tierno abrazo, que note mis labios fabricando besos en su piel, todo eso es el amor de mis palabras, su fuerza, su potencia, recorren tu piel, cada uno de tus poros, sientes todo el amor que siento por ti, y los dos disfrutamos de nuestra relación, soñando en un futuro más cercano, con un abrazo físico que contendrá el mismo amor que te mando con cada uno de mis mensajes. Si tú también puedes sentirlo es porque sabes que estás en mi corazón y en mi pensamiento y por eso puedes disfrutar del amor que por ti siento.

El amor es la medida

A un lado queda el odio y, al otro, la indiferencia. El amor es la justa medida, el equilibrio, lo que nos acerca a la felicidad o nos la intuye. En esta aventura de la vida flotamos en un inmenso charco de dudas y debemos saber qué elegir y qué evitar y, para ello, la razón atenta nos puede ayudar. Descubro en la amistad la armonía deseada y aprendo de todos y cada uno de mis amigos. Incluso aprendo también de mis enemigos y de mis propios errores. Descubro que no hay felicidad sin placer, ni amor sin dolor. Acepto el destino exterior y renuevo el interior. Siempre dispuesto al amor, a dar un abrazo, un beso, a escuchar, a intentar decir lo necesario, a crear silencios sanadores, a sonreír por nada y todo a la vez, a generar pequeños instantes de placer, como esas burbujitas diminutas que se encuentran en la espuma de las olas, para acabar formando una gran alegría que llegue a las orillas de nuestras vidas, que moje nuestros cuerpos, que nos alcance justo en el momento en que nos estamos dando un beso y que, en medio del beso, nos dé la risa y, sin saber por qué, un llanto alegre, de tanto reír, se deslizará por nuestas mejillas, las manos en nuestros estómagos, intentando parar el ritmo acelerado de los músculos que ríen, respiramos, seguimos riendo, un abrazo, parece que nos calma, se va haciendo intenso, nuestras miradas se cruzan, hay un brillo nuevo, un beso lento se va generando al unísono, sube la temperatura. El amor es la medida.

Soy

La música que oigo. También soy los libros que leo. Las cosas que pienso, el bien que hago y el malestar que genero. Soy una persona que quiere el bien pero hace cosas mal. A veces me descubro haciendo algo que he criticado a otras personas. Soy el que se tolera a sí mismo lo que no tolera en los demás. Soy amor pero también soy egoismo. Soy humilde y mezquino. Soy una contradicción. Amo al género humano pero, a veces, también lo odio. Soy indiferente a muchas cosas y la indiferencia, muchas veces, es peor que el odio. Soy la persona que te ama pero que desea, quiere, anhela tenerte a su lado. Soy un cúmulo de errores que camina un poco y vegeta mucho sentado en casa, comiendo, mirando pantallas, páginas con letras, embadurnando con tinta otras páginas blancas. Soy el que soy, dijo una vez un dios, y se quedó tan ancho con semejante frase, haciendo que los demás nos rompiéramos la cabeza buscando un significado. Pero no soy sólo el que ama y comete errores, también soy el que duda, el que piensa, el que quiere tener una vida inmensa, cambiar el mundo cuando no puede cambiar la mesa. Soy el milagro en tu cabeza, la fantasía en tu mente, soy, a lo mejor, la imagen que te excita y erotiza, puede que, incluso, también sea una fantasía sexual. Pero yo pienso que soy carne fofa, con pelos, que envejece, solitario lector, escritor desconocido, amante de la vida y de mis amigos. Soy quien se cree todo y no vale nada, pero quiero ser nada y que tú lo des todo por mí. Y de todo o nada de lo que soy, soy quien te ama.

A lo mejor, puede que, tal vez

El amor sea como la felicidad, algo inalcanzable, que no existe en verdad, que sólo existe en el deseo y en la imaginación. Dicen que la vida es el camino y la felicidad consiste en ir tras ella. Son como esos caminos que se bifurcan que decía no sé quién. Hay cosas que sólo son el intento, la búsqueda, el sueño, la esperanza de, una imaginación desbordada. Pero no me conformo. El amor no es sexo, o algo con sexo, y ni siquiera tiene que ser compañía. El amor es la alegría de llevar a alguien en el corazón. No es necesaria la correspondencia, puedes amar y no ser amado. El amor parece cruel a veces porque amas a alguien y se muere. Pero luego te das cuenta de que el amor es más fuerte que la muerte, e incluso que la felicidad. Porque el amor te produce dolor y sigues amando. No tienes más remedio, porque si no sigues amando no vale la pena vivir. Pero uno piensa que si el amor de su vida aparece un día, aunque sea en la distancia, es la señal del destino que te alumbra el camino que debes seguir. Se plantan delante de ti una serie de osbtáculos que debes vencer: la insatisfacción, la soledad, el deseo constante, la frustración, la impotencia al verte sumido en una burbuja de fracaso que te impide alcanzar a tu amor. Poco a poco vas generando un entresijo amoroso que quieres esclarecer, resolver. El tiempo se acorta, el amor puede que se diluya, debes actuar. Un mar de dudas te alcanza, pero decides seguir amando. No te importan ni los hechos ni la distancia. Con tus sueños y tu imaginación y con una mínima comunicación creativa decides dar vida a ese amor, hacerlo crecer, insuflarle la magia que a ti ya te ha invadido hace un tiempo. Has roto el espacio y la distancia, has achicado el mundo y has expandido tu amor. Cuando despierto, las sábanas tienen la forma de tu cuerpo a mi lado. Tu sabor está en mis labios, el roce de tus dedos sigue conversando con mi piel y sé que tú sientes todo esto también. Tal vez algún día salga disparado a tu encuentro físicamente aunque puedo asegurar que nuestros espíritus están entrelazados.

La sinfonía que soy

Está compuesta de muchos movimientos. Cada movimiento es una característica, pero no son fijas, son flexibles, crecen con el amor recibido, se expanden con la amistad verdadera. La sinfonía que soy hoy suena para ti, como todos los días del año y sus noches correspondientes. Todos sus movimientos son alegres pues tu eres el ritmo y la melodía, la inspiración de cada nota de mi vida. Has llenado mi pensamiento de amor y, sin pretenderlo, has invadido mis sueños y yo que me alegro un montón. Cada mañana me despierto y mi corazón huele a ti. Antes de abrir los ojos al día puede ver tu alegría y presentir la mía. El amor es puro embrujo o mágico hechizo que me envuelve y hace sonar esta sinfonía que soy cada vez que te siento. Y, sinceramente, es en todo momento pues siempre estás presente para mí, habitas mi corazón y cada latido me recuerda a ti. Camino por la calle sonriendo pues sé que voy a tu encuentro. Tu espíritu ya está conmigo por eso está música amorosa brota de cada uno de mis poros, se incorpora al espacio y crea un halo de enamoramiento alegre que flota en el ambiente festivo de tenerte siempre latente, a mi lado, dentro y fuera de mí, en el aire, en el agua, en todas partes te siento y te veo, pues eres lo único y lo primero, el ser al que más quiero. Hoy y siempre me sinfonía suena por ti.

Que nadie te quite la alegría

Ve con ella todo el día o lo máximo que puedas. Si tienes que soltarla un rato, vuelve a ella lo más rápidamente posible. La alegría es el aire de la vida, el oxígeno del amor, el combustible de una posible felicidad y la actitud para encontrarla. En este viaje de la vida rodéate de gente llena de alegría, ámalos, contágiate de su energía, comparte la tuya, coopera alegre, regala besos y caricias. Para ello empiezo por disfrutar de la soledad y del silencio. Y aún en esta profundidad de disfrute te encuentro dentro de mí, justo en mi corazón, sonriéndole a la vida, sonriéndole al amor. Vamos los dos de la mano por uno de mis pensamientos, vamos más que contentos, alegres, disfrutando del momento, porque aunque en soledad, estamos ahora juntos en el pensamiento. Y para que nadie me quite esta alegría voy a besarte todo el día, mientras trabaje, mientras lea, mientras duerma, voy a hacer más alegre esta tierra.

Borbotones de amor

Se escapan de mi interior cuando te veo, cuando te pienso. Soy la fuente del amor y tú el mecanismo que la hace funcionar. El flujo es constante y no parece tener fin, más bien al contrario, se incrementa la potencia y la cantidad de borbotones. Surge el amor con la alegría natural de la vida, con la inocencia del niño o del recién llegado; crece la intensidad y, desde un silencio armonioso, sólo se oye el chapoteo amoroso de los borbotones. Si se fija uno bien, cada borbotón contiene millones de partículas conocidas como besos que, a veces, se estampan entre sí, generando un sonido gracioso, algo como 'muac'. Estas partículas borbotónicas o besos van encadenados a caricias y forman un tejido de cariño fuerte y duradero. Puede ir acompañado de abrazos de gran intensidad amorosa que producen una alegría placentera corporal y anímica que provoca sonrisas y miradas preciosas. Y como fuente que soy, estos borbotones de amor vuelven a mí con tus besos y caricias imaginadas entrelazadas a mi tejido de cariño, produciendo un placer inimaginable para el inexperto. Gracias por ser mi mecanismo, amor.

Pasión intacta

Puede que el tiempo se haya parado o que incluso corra más deprisa, pero mi pasión sigue intacta. No necesito verte para sentirte, ni oírte para quererte, pues tu espíritu anida en mi corazón. Voy hacia ti a través del pensamiento. Pensarte es el camino y amarte, el conocimiento. No habitas sólo el recuerdo, la posibilidad también es tuya. Por el frondoso bosque de mi mente de la mano tuya voy. El camino embaldosado de pensamientos alegres y placenteros se compone. Nuestra imaginación compartida forma parte de la vida y esta intensidad amorosa es tan densa que mi paladar sabe a ti. Y estas flores que imagino llevan tu olor y el del camino empedrado que me llevará hasta tu lado. Puede que no te vea pero este amor es melopea que me embriaga a cada instante de este cariño extasiante y es tan fuerte la pasión que me provocas que me parecen blandas todas estas rocas. Esta pasión no termina ni se agota, es una pasión intacta que me acompañará de por vida.

La aparición

Todos los días te veo sin verte. Apareces ante mí, tu cuerpo, tu persona generada por mi amor, se materializa a mi lado. También inundas mis recuerdos, chapoteas en mis pensamientos y te desnudas en mi imaginación. Tus dedos recorren mi piel y tus labios también. Cuando menos lo espero apareces y cuando te espero también. Todos los días te siento sin tenerte, te hablo, te oigo y no puedo parar de quererte. Alguien podría hablar de milagro, pero mentiría. Es el amor más poderoso que todo eso, pues si mientras te pienso paso mi dedo por mis labios puedo sentir tu sabor, te huelo, sé que eres tú, mi cielo, pues sin saber cómo, conozco cada uno de tus poros, cada peca, su situación y su sabor. Cuando apareces me siento mejor, a tu lado, la cercanía imaginada me transforma, soy mejor persona porque te amo. Tu amor me hace vivir lo maravilloso y no importa dónde estés porque en cada aparición te materializas en mis brazos, me visto con tus sonrisas y me acomodo en tu regazo. Todos los días sin verte te veo porque eres lo que más quiero.

La costumbre truncada

Uno se acostumbra a muchas cosas. Muchas veces sin saber por qué, pero así es. Se generan hábitos que al final repetimos sin darnos cuenta, por inercia. Como ocurre con las redes sociales, por ejemplo. Y si a alguien se le ocurre perturbar nuestra costumbre nos enfadamos. En las redes sociales a veces se cometen errores, hay denuncias, por envidias, por salirte de las normas, por lo que sea. El caso es que, de un día para otro, ves tu costumbre truncada. No puedes subir tu foto, o tu vídeo o tu texto o lo que hagas o subas allí. Al principio crees que algo va mal, no puedes entrar en el sitio de siempre. Después sale un mensaje que te sorprende; primero te enfadas pero terminas aceptándolo. La injusticia aparente, la costumbre truncada se transforma en la oportunidad de leer más tiempo, de pasear, de escribir, de tener una vida con más iniciativa. Así que en el tiempo que dedicabas a la costumbre truncada haces todo lo demás, el día se alarga, el tiempo se multiplica, puedes hacer muchas cosas y descubres el verdadero potencial de cambiar de costumbres. Muchas de nuestras rutinas deberían tener un límite. Estar solo unos minutos delante de las pantallas y tampoco todos los días. Disfrutar de la amistad y el amor verdadero, relacionarte con quien quieres hacerlo y no por una cantidad de 'me gusta'. Pensar que cada día es una oportunidad para la vida, para crecer, para amar, no para repetir de forma mecánica un ritual con redes sociales a través de una pantalla que nos domina, que nos solicita material, sonrisas falsas, que quiere que nos mostremos como no somos para que nos envidien los que nosotros envidiamos. La costumbre truncada es el gusano y la mariposa, la oportunidad.